(Versos hexadecasílabos)
Cuando estuve descansando, en mi cuarto silencioso,
un recuerdo de mi infancia de pronto se apareció:
Yo era un niño aventurero, arriesgado y muy curioso
y por esas inquietudes una avispa me picó.
Una tarde cuando en Jauja muy contento yo jugaba
vi una avispa que despacio en las flores se posó,
y cuando con mis dos manos ya casi la capturaba,
el insecto con destreza su aguijón me conectó.
A mi casa fui corriendo, gritando y desesperado,
mi madre muy asustada preguntome qué pasó,
le informé de mi aventura y lo que me había pasado,
al instante con cariño y con ternura me curó.
Con cinco años en la vida pude pronto comprender
que los insectos del campo, criaturas del Señor
también aman a la vida cumpliendo con su deber
como lo hace nuestra madre con ternura y con valor.
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Mariano Bequer.
Maracaibo, 11/03/05