Halloween nos ha dejado
en Madrid amarga estela.
Será esta humilde espinela
lamento triste y airado.
No es el hado despiadado
culpable en esta ocasión.
Ha faltado previsión,
y tal vez sobrado alcohol
les ha faltado control
y tal vez sobró ambición.
Llegan ahora los lamentos
y se buscan responsables.
Somos un poco culpables
todos en estos eventos.
Cuando soplan malos vientos
y en la mar hay tempestad
la firmeza y suavidad
al timón han de extremarse
y mucho deben cuidarse
respeto y autoridad
Está bien la libertad
que nuestros hijos reclaman;
carcas a veces nos llaman
y nos piden igualdad.
Ante nuestra terquedad
nos ponen como testigos
a nuestros propios amigos
más modernos y atractivos
porque son más permisivos
y nunca hablan de castigos.
Madrigal