
de la noche, su espíritu deambula,
la imagen de su beso se dibuja
en la penumbra...
El sonido de los grillos acompaña
lo frío de mi piel,
y la brisa acaricia mis manos
jugueteando con el viento...
Ahora, nada queda...
solo un rostro difuso
en la oscuridad,
una sonrisa en la memoria
y un abrazo añorado...
Ahora solo la distancia
entrelas nubes
y mi alma,
tú mi mado ángel,
serás solo mi angel...
mientras tu cuerpo
se ha consumido en la tierra...