
--Este perro sabe leer,
dijo su dueño al vecino.
--Eso no lo puedo creer,
ni por milagro divino.
--Si dudas de lo que digo
apostemos de una vez,
y delante de un testigo,
un periódico pondré.
En el suelo lo extendió
y al perro posaba en él,
que buen rato se pasó,
como mirando el papel.
--¡Gané! El vecino exclamó,
el perro no dijo nada,
ni una letra pronunció,
paga la suma apostada.
El dueño atento decía
a aquel que le reclamaba:
--Yo aseguré que leía,
mas nunca dije que hablaba,
sin embargo el perro daba
lectura al papel que había.
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