I
Yo que por tí modulo mis cantares
al leve son del trigo del verano,
humilde segador que grano a grano
cosecha con amor en los pajares,
con voz de ruiseñor en los pinares
y generosas manos de artesano,
te ofrezco cada verso tan humano
como llanto que muere en los altares.
Yo que por ti camino sobre brasas
y rompo los cristales de la aurora,
los amplios mares abro cuando pasas
y te sueño en la noche turbadora,
con gritos de silencio me traspasas
a la luz de la luna que enamora.
II
Yo que por ti, bendigo despertares
y canto cada día cuando el gallo
desnudo el corazón, leal vasallo
y persigo tu nombre en mil lugares.
Tu que eres dulce sidra en mis lagares
y bebo los jarabes de tu tallo
viertes cántaros fértiles en mayo
que alivian el calor de mis pesares.
Tu que en Abril celebras primaveras
con años de bonanzas y de rosas
y al viento le susurras tus quimeras.
Alimentas mis venas caudalosas
como brotes de ricas sementeras
y renuevas esencias deliciosas.
III
Como el cisne me estiro en arrebato
cuando me enerva el roce del plumaje
y te busco en las frondas y el follaje
rendido por la pompa y el boato.
Contemplando en el lago tu retrato
se arrebolan los tonos del celaje
y se funde la tarde en el paisaje
trazando los matices del recato.
Difumina la adelfa su figura
como cansado oboe en la neblina
y se me escapa el alma en la clausura.
Y me pierdo en la noche clandestina
donde encuentro tu estela de hermosura
como luna en el agua cristalina.
Rybka.