Seda son las manos de Ana María
como Van Gogh pintando girasoles,
manos astrales que derriten soles,
trazadas de perfecta geometría.
Curtidas en horario de oficina
se han vuelto señoriales, elegantes.
Sublimes si acarician, delirantes...
blancas manos de porcelana china.
Han nacido humildes, trabajadoras
y se han forjado a golpe de rodillo
como el pan que se amasa cada día.
Hechas para amar, manos cazadoras
con la dulce inocencia de un chiquillo
las siento desnudas , y en rebeldía.
Rybka.