
En el mundo de raíz jugosa, estamos tú y yo,
porque acertamos el ritmo que produce el tórrido estío,
la armoniosa y extraña fuerza en la cúspide del universo,
sobre un inédito de sendas y el milagro de mi orilla de años.
Entras por la puerta de cristal y puedo contar tus pasos,
con leve y perezosa melodía soy paloma dócil en tus manos,
cabalgamos en ensueños y en el espacio impreciso,
nuestras almas se elevan en el tardío silencio del regreso.
Mis brazos se ciñen y en el manantial del río que se desborda,
tus manos intuyen el amparo absoluto de los besos,
inmune a la soledad, el fresco amor voraz nos va royendo,
se desorbita el viento y arribo a tu cuerpo, propicio el encuentro.
BRISEIS