Cuando vagaban los tiempos allá por el antaño,
Se deslizaban airosas tus piernas,
Al compas de tus caderas, como si jueras bailando un tango,
Deslumbrando a quien quisieras,
Por eso digo que no caí insipiente,
Fui el primero en fijarme en tus ojos y que digo ojos si te mire el cuerpo entero,
Si cuando te vi por primera vez,
Se me acelero el corazón, mi vista se nublo y en cuestión de segundos fue una caricia tu voz,
Esa sonrisa que me conquisto,
Y el delirio de quedarme tieso sin saber pa’ donde disparar,
No me distes tiempo y en tus tentáculos quede atrapado,
No me resistí al respecto ni lo volvería a intentar,
Al quedar brujo de tus besos, gimiendo de pasión,
Tu mirada me asía extasiar,
Todo mi ser temblaba, y tu tan segura de manejar mis ansias,
Me entregaste todo, me entregaste tu alma,
Y todo se transformo en conjuro de éxtasis sobre la cama,
Bebí tu placer, cada una de tus mieles,
Me pose sobre el capullo de tus labios,
Y sobre la flor de loto de más abajo,
En si me enseñaste algo,
Que sin amor y placer no hay nada, solo un tiempo que viene y va,
Y que sin respeto a la mujer nada conseguirás…
Ángel negro