
Te he encontrado dormido
en mis sueños de anoche,
desnudo sobre el lecho
susurrando mi nombre;
pero al aproximarme,
inútiles controles
me incendiaron las manos
como si fuera azoque.
Alma y carne rendidas
bajo los edredones,
mudamos en estrellas
siendo los hacedores,
de inusitado cosmos
entre caricias torpes
cargadas de ternura
y los besos más nobles.
Soñe que me soñabas...
¡la mujer que desposes!.
25.10.09