Hoy te escribo ya que se ha cumplido un mes más de tu partida,
un mes más sin tenerte en mi vida, en mi camino, en mis pasos,
compartiendo mis triunfos y mis fracasos, dándome tu apoyo y
tu comprensión, tus palabras llenas de amor y de ternura.
He buscado motivos para seguir y aunque tengo luceros a quien
hacerles falta, la estrella más importante es la que me resalta
ahora en el cielo, donde estás tú, donde volver a tu lado ya quiero.
En estos ocho meses han pasado tantas cosas, el mes pasado
hubo pleitos y broncas por la herencia y por tus bienes, ya no
entiendo a algunas personas, lo importante es el ejemplo que
dejaste, las cosas que forjaste, tus anhelos realizados, el
don de palabra y de autoridad que tenías.
Sigues en mi corazón, sigo con tus cosas, sigo con tus sombreros,
con tus botas y tu celular...sigo con tu caballo que dejaste en el
establo, con tus cansados pasos a la hora de tu larga enfermedad.
Te amo mi padre amado aunque ya no estés a mi lado físicamente,
pero yo te siento tan presente que cuando vuelva a verte solo
será como la reunión de un padre con su hija después de un
desafortunado adiós temporal.
Hasta pronto amado padre,
me cuidaré siempre...
Tu hija mayor,
Blanca.