un velo de seda que se ciñe
sobre esa petunia rosada
y profunda,
de pétalos aterciopelados
y embriagadores aroma,
a la que llamamos vagina.
se desflora
se pierde
entre caricias y quejidos
ardientes
cuando dos cuerpos
acentúan el eterno
mandamiento..
Te vuelves
mujer perpetua
carne de mi carne
costilla pensante
que retorna
unida en los dulces lazos
cóitales...
virgo perdido
que por siempre
quedara como huella indeleble
en el corazón del hombre
que lo tomase...
mujer
te vuelves tierra
en primavera
arada
lista para la cosecha.
Mientras
tu piel se renueva
tus poros explotan
al vaivén de la experiencia...