
En tus pupilas se encierran
misterios y amarguras
que nunca llegaron a ser
mariposas ni luciérnagas
en tus iris se reflejan
llantos y pesadillas
que nunca pudieron librarse
de sus ataduras ni penas
en tus córneas se sumergen
aquellos momentos que jamás
surgieron, pero perecieron
al desdén de tu despecho.
Veo lágrimas que brotan
de tus entrañas
que pidieron una vez ayuda
pero nunca se vio dar
¡los ojos de cristal!
que perciben los que otros
tratan de opacar
porque la luz atraviesa sus paredes
pero se empaña al agotarse.
Nadie podrá brillar
lo que hubo en vida
aunque pudo salvarse
dejemos al sol iluminar
y evitar menguar ante
la obscuridad.