Con mas Fuerza

[juancarcamo]

Ha sido una buena semana.

En teoría, me debería costar más de lo normal combatir infecciones, porque la quimioterapia no sólo ataca las células cancerígenas sino que también afecta mi sistema inmunológico.

Sin embargo me tomó un par de días sacarme de encima el resfrío que pesqué a fines de la semana pasada.

Capaz todas las vitaminas que tomo me están haciendo bien.

Normalmente, me hubiera tomado al menos una semana volver a la normalidad.



Me estoy levantando cada vez más y más temprano, quedándome despierto por más tiempo, e incluso logré tomar unas cervezas y comer un curry una noche de esta semana -otra paso en el camino a la normalidad.



Creo que el amor puede tener algo que ver con el hecho de que me estoy sintiendo más fuerte.



Realmente dejé todo de lado para Navidad y Año Nuevo, pero habiéndole confesado esto -con un poco de vergüenza- a mi hermana, he logrado desde entonces hacer mis ejercicios prácticamente todos los días.

Me duelen las piernas de tanto estar parado con las rodillas destrabadas, pero estoy mucho más relajado y siento que camino y me paro derecho por una vez.


Primer corte de pelo



Mi sobrina ha estado de muy buen humor desde su cumpleaños y prueba sin éxito dar sus primeros pasos.



Nuestros ancestros evolucionaron y se convirtieron en bípedos para liberar sus manos y poder utilizar herramientas, pero por el momento ella no ha captado este concepto.



Puede alcanzar una velocidad interesante “a cuatro patas”, incluso sosteniendo un juguete o el control remoto.



Tampoco estaba muy impresionada cuando le di su primer corte de pelo.



Dos cortecitos sacaron suficiente flequillo como para que vuelva a ver, pero ella se resistió con la misma energía que suele reservar para sus intentos de soplarse la nariz.



Ciencia y esperanza



En la casa he estado trabajando sobre una sección especial para celebrar el 50 aniversario de mi distrito

Lo mortificante, sin embargo, para alguien en mi posición es cuan poco de ese conocimiento ha sido convertido en curas.

Vivo con mis hermanas y comprendo por qué el ritmo de las investigaciones tiene que ser tan dolorosamente lento.



Creo que las curas llegarán y tengo grandes esperanzas de que se avance mucho en el tratamiento de mi tipo de tumor en los próximos años.



Pero es difícil evitar sentir que para la mayoría de las enfermedades que surgen de fallas en el ADN, las curas que la gente pudo haber esperado en 1953 todavía no han llegado.



Nuestro conocimiento sobre ellas es mucho más sofisticado. Podemos hacer pruebas para detectarlas y en algunos casos tenemos una idea mucho más clara de cómo vivirá la gente que padece la enfermedad.

Pero en la mayoría de los casos, la balas mágicas que alguna vez esperamos siguen en el banco de pruebas del tirador.