Cantan mis cejas, porque en la galaxia de mis pupilas,
una estrella destella, luz que vitaliza mi alma entera,
llenando los confines, donde las esperanzas esperan,
el instante milagroso que traduzca su callada estela.
Sintiendo, en los pasadizos no transitados de los oídos,
un deseo que apura su estancia en tiempos transcurridos,
yendo al mando, de un ejército de fornidos instintos,
con plan de conquistar, el reino que será tuyo y mío.
Espacio que se debe llenar, con esencias serafinas,
colectadas al pasar, por las glorias de venus Afrodita,
donde los anhelos descansaron bajo los almendros,
cobijados con lienzos, entretejidos con finos pétalos.
Siguen cantando, en otro tono, mis alegres párpados,
creyendo que alucinan; ellos solos se están engañando,
al confundir el resplandor, con una acuarela celeste,
con el rostro y luceros, que a mi niña bonita embellece.
E s t r a d a
una estrella destella, luz que vitaliza mi alma entera,
llenando los confines, donde las esperanzas esperan,
el instante milagroso que traduzca su callada estela.
Sintiendo, en los pasadizos no transitados de los oídos,
un deseo que apura su estancia en tiempos transcurridos,
yendo al mando, de un ejército de fornidos instintos,
con plan de conquistar, el reino que será tuyo y mío.
Espacio que se debe llenar, con esencias serafinas,
colectadas al pasar, por las glorias de venus Afrodita,
donde los anhelos descansaron bajo los almendros,
cobijados con lienzos, entretejidos con finos pétalos.
Siguen cantando, en otro tono, mis alegres párpados,
creyendo que alucinan; ellos solos se están engañando,
al confundir el resplandor, con una acuarela celeste,
con el rostro y luceros, que a mi niña bonita embellece.
E s t r a d a