¡Por fin solos en el tálamo de los gozos!
Sergio y Rigoberto ya son matrimonio;
muchos años ya sumergidos en ese pozo,
inculpados por infinidades de demonios.
Rigoberto es aura pura, sisella de noches,
ave mensajera de dioses de otros edenes,
vientos nuevos que exhalan sin reproches
amor de dulces y apasionadas emociones.
Ya están los novios en el receptáculo.
El novio besa a su novio apasionadamente,
¡Oh! dice impresionado al ver aquel culo,
las ansias le dominaban desesperadamente.
Rigoberto luce bragas de encaje y blondas,
Sergio, calzoncillos de hilos de sedas finas,
El novio - novia se pone en postura oronda,
para recibir el amor del que tanto le estima.
¡Ah! grita Rigoberto en el ayuntamiento,
no es para menos, Sergio lo tiene muy duro,
hasta el fondo se lo coloca sin miramientos,
escalando sin piedad las paredes de ese muro.
Rigoberto empalado derrama lágrimas de oro,
Sergio fustiga y atraviesa aquel gran tafanario,
con "herramientas" más propias de un moro.
A Rigoberto le retiembla hasta el escapulario.
Sergio embiste con la fuerza de un toro,
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! Ay! que encanto más infinito
gritan los novios como venerando ese tesoro;
deslumbrados ante los placeres de aquel rito.
Rigoberto se encrespa y se le derrama el meato,
Voltear de campanas en campanarios de torre
"badajo" de bronce que repica en gran arrebato,
Rigoberto no aguanta más. La "paloma" se corre.
¡Ya! ¡Ya! ¡Ya! ¡Quedan los novios extasiados!
sumisos ante ese amor y dolor incomprendidos,
dulcemente se distinguen de ambos encantados...
los ojos de los que la exaltación les ha "corrido".
Sergio y Rigoberto ya son matrimonio;
muchos años ya sumergidos en ese pozo,
inculpados por infinidades de demonios.
Rigoberto es aura pura, sisella de noches,
ave mensajera de dioses de otros edenes,
vientos nuevos que exhalan sin reproches
amor de dulces y apasionadas emociones.
Ya están los novios en el receptáculo.
El novio besa a su novio apasionadamente,
¡Oh! dice impresionado al ver aquel culo,
las ansias le dominaban desesperadamente.
Rigoberto luce bragas de encaje y blondas,
Sergio, calzoncillos de hilos de sedas finas,
El novio - novia se pone en postura oronda,
para recibir el amor del que tanto le estima.
¡Ah! grita Rigoberto en el ayuntamiento,
no es para menos, Sergio lo tiene muy duro,
hasta el fondo se lo coloca sin miramientos,
escalando sin piedad las paredes de ese muro.
Rigoberto empalado derrama lágrimas de oro,
Sergio fustiga y atraviesa aquel gran tafanario,
con "herramientas" más propias de un moro.
A Rigoberto le retiembla hasta el escapulario.
Sergio embiste con la fuerza de un toro,
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! Ay! que encanto más infinito
gritan los novios como venerando ese tesoro;
deslumbrados ante los placeres de aquel rito.
Rigoberto se encrespa y se le derrama el meato,
Voltear de campanas en campanarios de torre
"badajo" de bronce que repica en gran arrebato,
Rigoberto no aguanta más. La "paloma" se corre.
¡Ya! ¡Ya! ¡Ya! ¡Quedan los novios extasiados!
sumisos ante ese amor y dolor incomprendidos,
dulcemente se distinguen de ambos encantados...
los ojos de los que la exaltación les ha "corrido".
