¡Ay! mujer de abismos profundos,
mis privanzas, belfos y lengua
desean recorrer tu enigmático mundo,
sin descanso, sin pactos y sin tregua.
Recorrer con parsimonia tus collados,
paradas sin fonda en todas tus estaciones,
mis manos y labios en tus poros sellados,
vivir las más fastuosas sensaciones.
Extraer el néctar de tus frutales,
alimentar mi libido con el pan de tu trigo,
saciar mi sed con agua de tus manantiales,
descansar saciado en tu regazo, dormido.
¡Oh! Jardín misterioso y reservado,
bosque recóndito, profundo y oscuro,
mis labios, manos y lengua enajenados
hacia el abismo caminan de sus extramuros.
¡Qué fruición! ¡Qué goce! ¡Qué deleite!
aromas de hembra caliente, zumos agridulces,
lenguas desesperadas pringadas de tus aceites,
¡Oh! vulva ¿Por qué tanto me seduces?
Dedos enajenados que atraen desesperados,
hacia los adentros de la embocadura;
los labios en tus bosques enmarañados,
la imaginación al borde de la locura.
Caverna profunda del otro meridiano,
negra, secreta, apartada y escondida,
morar en ti es propio de moros y cristianos.
Al averno me lanzo con la razón perdida.
Valles abruptos. Desiertos y aluviones,
sueños, fantasías y utopías a mi manera,
perderme quiero sólo con mis ilusiones,
ninfas y labios menores serán mis quimeras.
mis privanzas, belfos y lengua
desean recorrer tu enigmático mundo,
sin descanso, sin pactos y sin tregua.
Recorrer con parsimonia tus collados,
paradas sin fonda en todas tus estaciones,
mis manos y labios en tus poros sellados,
vivir las más fastuosas sensaciones.
Extraer el néctar de tus frutales,
alimentar mi libido con el pan de tu trigo,
saciar mi sed con agua de tus manantiales,
descansar saciado en tu regazo, dormido.
¡Oh! Jardín misterioso y reservado,
bosque recóndito, profundo y oscuro,
mis labios, manos y lengua enajenados
hacia el abismo caminan de sus extramuros.
¡Qué fruición! ¡Qué goce! ¡Qué deleite!
aromas de hembra caliente, zumos agridulces,
lenguas desesperadas pringadas de tus aceites,
¡Oh! vulva ¿Por qué tanto me seduces?
Dedos enajenados que atraen desesperados,
hacia los adentros de la embocadura;
los labios en tus bosques enmarañados,
la imaginación al borde de la locura.
Caverna profunda del otro meridiano,
negra, secreta, apartada y escondida,
morar en ti es propio de moros y cristianos.
Al averno me lanzo con la razón perdida.
Valles abruptos. Desiertos y aluviones,
sueños, fantasías y utopías a mi manera,
perderme quiero sólo con mis ilusiones,
ninfas y labios menores serán mis quimeras.
