Chico
Publicado: Sab May 09, 2009 00:37
En voz femenina
Yo sé que me has traído
por tan sólo un motivo, aún cuando hables
de tantas cosas distintas. Y tú sabes
que vas a ser el primero, lo que te excita,
te ilusiona y te angustia...
No sé como va a ser, si te causará placer,
si pensarás que ha valido la pena.
No sé como me dejarás: si llorando
queriéndome abrazar a mamá, si contenta
por tu delicadeza, o rasgada, pensando
que eso lo hacen también en la selva.
Me preguntas que quiero beber, si te vi anoche
en el bar, me cuentas que domingo no vas a jugar,
te duele un tobillo... no sé que cosas más.
Eres el chico amigo de casa, tienes vergüenza,
puede que pienses que haces mal
llevándome a tu cama, que ante mi hermano
bajarás la mirada. Cuando veo que dudas
y no sabes si decirme "vén" o "ya nos veremos
mañana", debo decirte: "Josep, yo también lo quiero hacer".
Pero no te digo nada: es la primera vez...
En voz masculina
Y no me dijo nada. La vi partir sombría,
confusa, hacia su casa. Cuando abrió la puerta
que daba a su bonito jardín, sentí dentro de mí
una rara alegría: ella no era una chica
de la que gozar sin antes saber
que iba a pasar después.
Yo sé que me has traído
por tan sólo un motivo, aún cuando hables
de tantas cosas distintas. Y tú sabes
que vas a ser el primero, lo que te excita,
te ilusiona y te angustia...
No sé como va a ser, si te causará placer,
si pensarás que ha valido la pena.
No sé como me dejarás: si llorando
queriéndome abrazar a mamá, si contenta
por tu delicadeza, o rasgada, pensando
que eso lo hacen también en la selva.
Me preguntas que quiero beber, si te vi anoche
en el bar, me cuentas que domingo no vas a jugar,
te duele un tobillo... no sé que cosas más.
Eres el chico amigo de casa, tienes vergüenza,
puede que pienses que haces mal
llevándome a tu cama, que ante mi hermano
bajarás la mirada. Cuando veo que dudas
y no sabes si decirme "vén" o "ya nos veremos
mañana", debo decirte: "Josep, yo también lo quiero hacer".
Pero no te digo nada: es la primera vez...
En voz masculina
Y no me dijo nada. La vi partir sombría,
confusa, hacia su casa. Cuando abrió la puerta
que daba a su bonito jardín, sentí dentro de mí
una rara alegría: ella no era una chica
de la que gozar sin antes saber
que iba a pasar después.