Era la fosforescencia de octubre que volvía
Publicado: Mar Oct 14, 2008 00:02
Esto se parece al otoño, ¿Te parece también a ti? de esos que remueven las nostalgias, nunca falta quien con una frase, una acción, una voz, una pregunta, un consejo, una mirada, una foto, un sonido, te haga evocar una canción, un sabor agridulce te invade, -esto ya lo has vivido- dicen mis manos, sí, sí... ya lo has vivido dicen mis ojos, es una melancolía soportable, ya la he vivido, me digo a mí mismo, no quisiera llamarle tristeza, no y por eso lo dejaré en melancolía soportable, y sin embargo siempre hay contrastes, como los colores de esta estación, una muestra gratis de la alegría corre por las calles cuando deja de soplar con fuerza el viento, se pone el sol a ras de las certezas, pasan las tardes como una ilusión 3D sobre los edificios de la ciudad, pasan los días, tu carta sigue incompleta, le falta algo de la fosforescencia del pasto de este atardecer, algo de la fosforescencia de las hojas caídas en la calle, algo de la fosforescencia de las flores amarillas que salen en octubre en los prados, ésa fosforescencia perimetral de la sombra de los árboles sobre el suelo, algo le falta pero debe llegar a tus manos antes, aunque incompleta, llegar ante tus ojos, -Aquí estoy amada niña- pondré en el asunto del mail, también yo te extraño, y me pregunto qué harás, no me gustaría que me extrañaras demasiado, sólo lo suficiente, que no te preocuparas tanto que ya no pudieras hacer tus cosas, esas que prometimos hacer para que al fin podamos estar juntos.
No sabía muy bien qué era esta sensación con la que me levante esta mañana, y esa urgencia de contarte algo de mí, no sabía qué era... no sabía qué me pasaba.
Es la luminiscencia de octubre que vuelve, como en aquellos días en que el mundo era más pequeño, cuando aún no estabas en mi vida, no nos habíamos encontrado, unas utopías sin usar colgaban como un cuadro en mi pared, te esperaba, quería que las vieras, tal vez hasta me dirías que tienes unas parecidas, por ahí, por sobre todo el desorden que me cuentas hay en tu apartamento, ése desorden que tanto se parece al mío...
¿Recuerdas esa soledad que venía de muy lejos? ¿Dónde estabas tú y dónde estaba yo?
Qué importa ahora, si ya nos hallamos, te descubro a cada instante, te dejas descubrir a cada instante, y estas manos no dejan de escribirte, para que me descubras también en estas cartas, que me mires en ellas y entonces te vuelvas beso lejano, traes demasiadas certezas para mí, aún desconozco de donde vengo, como todos, pero ahora sé que debo ir a ti, sólo a ti, dejemos pasar octubre sobre estas cartas, que se impregnen de esa luminiscencia agridulce, escribamos más, hablemos de nosotros aún en la distancia, todas las noches te cuento cosas mientras duermo y tú estás despierta, será por eso que a veces te sonríes a mediodía, ¿sabes? octubre es un mes embriagante, calmante, pero a veces es un mes denso, inquietante...algo pasa dentro de mí que nunca pasa en otros meses, también a muchas aves y a algunos árboles les pasa lo mismo,... bueno eso sólo lo sospecho.
Un día de octubre se agrega a otro, y juntos discurren, nunca paran el instante, tus días deben ser parecidos a los míos, llegan con el viento, no paran ante ningún obstáculo, a veces parecen amontonarse, pero se disuelven soplados por el tiempo, octubre continua soplando, me dieron ganas de saber de ti, de que supieses de mí, por eso te llega esta carta que aún le falta algo del viento del otoño.
Son las 3:34 de una tarde titubeante, dejaré que octubre me cuente algo de ti y de nosotros, más cosas, nos vemos pronto.
Nos vemos hasta otra carta.
12-octubre-2008
No sabía muy bien qué era esta sensación con la que me levante esta mañana, y esa urgencia de contarte algo de mí, no sabía qué era... no sabía qué me pasaba.
Es la luminiscencia de octubre que vuelve, como en aquellos días en que el mundo era más pequeño, cuando aún no estabas en mi vida, no nos habíamos encontrado, unas utopías sin usar colgaban como un cuadro en mi pared, te esperaba, quería que las vieras, tal vez hasta me dirías que tienes unas parecidas, por ahí, por sobre todo el desorden que me cuentas hay en tu apartamento, ése desorden que tanto se parece al mío...
¿Recuerdas esa soledad que venía de muy lejos? ¿Dónde estabas tú y dónde estaba yo?
Qué importa ahora, si ya nos hallamos, te descubro a cada instante, te dejas descubrir a cada instante, y estas manos no dejan de escribirte, para que me descubras también en estas cartas, que me mires en ellas y entonces te vuelvas beso lejano, traes demasiadas certezas para mí, aún desconozco de donde vengo, como todos, pero ahora sé que debo ir a ti, sólo a ti, dejemos pasar octubre sobre estas cartas, que se impregnen de esa luminiscencia agridulce, escribamos más, hablemos de nosotros aún en la distancia, todas las noches te cuento cosas mientras duermo y tú estás despierta, será por eso que a veces te sonríes a mediodía, ¿sabes? octubre es un mes embriagante, calmante, pero a veces es un mes denso, inquietante...algo pasa dentro de mí que nunca pasa en otros meses, también a muchas aves y a algunos árboles les pasa lo mismo,... bueno eso sólo lo sospecho.
Un día de octubre se agrega a otro, y juntos discurren, nunca paran el instante, tus días deben ser parecidos a los míos, llegan con el viento, no paran ante ningún obstáculo, a veces parecen amontonarse, pero se disuelven soplados por el tiempo, octubre continua soplando, me dieron ganas de saber de ti, de que supieses de mí, por eso te llega esta carta que aún le falta algo del viento del otoño.
Son las 3:34 de una tarde titubeante, dejaré que octubre me cuente algo de ti y de nosotros, más cosas, nos vemos pronto.
Nos vemos hasta otra carta.
12-octubre-2008