Poema=
Carta de Diciembre, casi Enero:
En los últimos diciembres ha estado tu nombre, lo digo sin darme cuenta y a veces me gusta decirlo, sonido a sonido, letra a letra, silaba a silaba, sólo para mí, para escucharme a mí mismo amándote, extrañándote, necesitándote, casi resguardándote como un arcángel equidistante, de plegarias paralelas que llegan hasta tu aura, se lo digo a mi almohada, casi de noche y casi de mañana, en ocasiones también muy entrada la madrugada, se lo digo a mi guitarra, a mi pincel, a mi libreta de versos, a mi cuarto desordenado, se lo digo a cada espacio de esta casa que rento, que no me pertenece, pero se quedará con mis recuerdos, la que quiero abandonar, cambiar por un hogar que sí te conozca, y que también murmure tu nombre en el envés de sus muros, desde aquí te escribo, desde esta fría casa donde no estás tú y muchas veces tampoco yo, pues me ausento de mi espacio y te busco en tu tiempo.
Serán acaso los eneros que siempre llegan, pero hoy tengo ganas de invocar un destino compartido, quiero caer en tus ojos, abismo de luz e inteligencia, fulgor de tiempo, sin ayer ni mañana, sólo el instante, el lapso exacto, evidencia del amor mutuo, quiero también caer en tu sonrisa, rodar líquido a veces en tu mejilla, caer otra vez en tu sonrisa, y volver a tus ojos en los dilemas difíciles.
Debes saber que he renunciado a cosas infinitamente más pequeñas que tu amor, pues eres lo más importante, quiero caminar contigo para formular enigmas nuevos que lleven a nosotros, no a ti, ni a mí, a nosotros, me gusta la palabra NOSOTROS desde que tuve conciencia de ser la mitad de una existencia, el complemento exacto de un rumbo, diluidos en ti yacen todos mis códigos para pertenecerte.
Todas estas frases también te pertenecen, las amo tanto como a ti, llegan de ti y las escribo, pasan a través de mí pero son tuyas, llegarán a ti este diciembre distinto, para que no estés sola, llegarán también nuevos días y podremos estar juntos, cambian los amaneceres desde que no nos rehuimos ni tenemos miedo de amar, desde que no somos cobardes, o desertores del amor, quizás soñamos, pero los sueños son por ahora la estrella que nos guía, es diciembre aún, te extraño tanto, será por eso que escribo en las tardes de invierno, y rememoro el instante de nuestro encuentro, en el principio el silencio, sólo fue el silencio y luego tu sonrisa, ahora una esperanza factible que nos abriga con su nostalgia de escarcha como la que cantan las calles, olvidemos las distancias difíciles, dejemos ahí nuestros otros yo, y vayamos por las calles tranquilos mientras los demás compran presurosos felicidad de aparador, todo parece igual pero ha cambiado, una luciérnaga despistada no sabe que es nochevieja, que la cena no sea la última, y tampoco el brindis ni los buenos deseos, a veces alguien pide algo por otros y se regala felicidad, como tú que eres piel de aire y te respiro y cuando eres agua te bebo, eres mi amor de agua, tu sonrisa fotogénica aún no llega ante el flash que prevalece en estas fiestas, pero llegará,... llegará el día para ver nevar y que estés tú.
Ya casi termino esta carta...algo desconocías de mí, como las calles donde debimos citarnos, pero nuestras ciudades no son las mismas, un sueño por descifrar, un pasado, un destino que parecía en fuga. Pero un día llegaron las cosas que nos unen, nuestras ciudades dormitan el crepúsculo de fin de año, un sol distinto se comparte, una luna sacra nos observa, desde su inmensa perspectiva no le importan las distancias, volverán con tu llamado todas mis caricias a tus cabellos largos, pero sucede que es aún invierno, aún huele a navidad, aún no estás, la ausencia no fenece ni sus latidos oscuros, a contra luz la esperanza, la magia del anhelo no está sola, ¿Pero qué pasa?, te he visto leyendo estas últimas frases, esas donde digo que no hay para mí otro amor más grande que el tuyo, y me invade un cierto júbilo que sé que es parte de ti, no te vayas aún de esta hoja virtual, es hora de pedir juntos los buenos deseos.
A ras de navidad sobrevuela la infancia, una infancia que vivimos tú y yo por distintos caminos pero con los mismos ideales que nunca cambiaron, aunque cambiaban los diciembres en los escaparates, tal vez aún nos recuerdan los reyes magos, tal vez guardaron nuestras cartas y por eso coincidimos. Sí , y es que ahora necesitamos de otro tipo de magia y otras cartas, otros regalos, pero no los olvidemos nosotros, es diciembre, es casi enero.
Para ti, otra vez para ti.
21-Dic-2007
 |