Azares y Pensamientos de Aimée

[Gota de Rocio Azul]

Azares y Pensamientos de Aimée

Páginas de vida que se abren en cada amanecer, que dibujan sus anhelos, escriben sus testimonios y dan fe del gran milagro que es sentirnos parte del universo, del horizonte que en magia de colores, conspira inevitablemente con esos sueños que permanecen siempre dentro de nosotros y que exigen de esa libertad que esplende en las estrellas.

No hay límites que acoten las ansias de quimeras, para secar el llanto y conciliar tristezas. Todo llega en el tiempo de otoño o primavera, en el invierno intenso o en la soleada espera, de un verano testigo de sueños y promesas. No hay poder que confine el alma entre fronteras, porque el amor trasciende espacios y barreras.
Deslizó la lágrima el sendero y atinó en el dolor la desconfianza, ha llorado el alma su nostalgia y el denuedo se esconde en la añoranza. Es la vida que escribe cuando ama, el pliego de memorias que no escapan en el duelo difícil que confiesa: la agonía entre el olvido y la esperanza.

Todo tiene su tiempo. La vida no regala sus designios, aprender de su enigmas requiere del aprendizaje, la paciencia, la tolerancia, el respeto, la comprensión. El triunfo es el resultado del tiempo que le dedicamos al crecimiento personal, profesional y espiritual de nuestras acciones. Echar raíces y retroalimentarnos de vida, es la prueba de que siempre que anhelemos un sueño podemos alcanzarlo, si somos capaces de creer en nuestras capacidades y damos a cada cosa y nos damos a nosotros mismos, el tiempo suficiente para que se materialice en la práctica, el criterio maravilloso del milagro del amor.

Mirar la vida con la óptica de disfrutar cada instante, ocuparnos y nos preocuparnos tomando acciones que contribuyan al bienestar personal, sin herir sensibilidades, aprendiendo a conocernos primero, para poder valorar la esencia humana y lo importante de amar con lealtad y respeto, para sentir que somos amado en la misma medida. No dejar de creer en el milagro de la vida, en sus perspectivas potenciales, en el crecimiento espiritual y en el constante aprendizaje que nos ofrece la filosofía universal del amor.

Aimée Granado Oreña / Gota de Rocío Azul

http://rociodelaluna.blogspot.com/2013/ ... aimee.html

[Romantyka]

Estimada Gota de Rocio Azul


Hoy por aquí de paso, también saludo lo que nos trae en este día, su presencia de mano de sus letras, con las que trasciende el sentir de su inspiración y por lo cual, presente entre lo suyo, también dejo las huellas de mi paso deseándole lo mejor en este día...
Saluditos y que el Señor guíe su camino!

[Gota de Rocio Azul]

Huellas que danzan con la pluma del alma...


Danza mi pluma, su pedestal de penas.
Danza el amor la sinfonía inerte.
Danza la tinta su luz en la tristeza.
Danza la vida renuevos de presente.

Sin sombras del ayer en ónfalos poeta,
la danza del versar presume su destreza
y el genio de besar las rimas con las letras:
devela mi verdad romántica y bohemia.

Huellas que escriben y delatan, que escrutan testimonios,que secan el llanto y humedecen en la sequía del alma. Huellas que acercan corazones, que alejan los quebrantos y que sellan alianzas para siempre.
Huellas que nos hablan o castigan, que ponderan o flagelan.
Huellas que nos besan el silencio y nos marcan el sendero.

La inspiración que abriga la ilusión con denuedo,
acaricia sus alas y acrisola su vuelo,
en sublimes ardicias o en arcanos desvelos
que provocan e invitan al hechizo de versos.


Aimée Granado Oreña © / Gota de Rocío Azul
(Derechos de Autor)

[Gota de Rocio Azul]

La distancia nos libera, nos compromete, pondera y ama con la misma intensidad que lastima o lacera.
Multiplica la ansiedad de un encuentro como también puede languidecer en la espera y en la soledad.
La distancia perdona el arrebato, tolera la incomprensión, conoce del sacrificio, de la lealtad y del compromiso.
La distancia habla de un tiempo, de un espacio, de un lugar.
Habla del poder del amor, de la evocación y de la sanación del alma.
Deja sus huellas y escribe las memorias que perduran en el tiempo.

Recorrer la vida día a día, consentidos por el amor que escribe sus azares, que ofrece y retroalimenta en el hacer cotidiano, viviendo el presente con denuedo. Amando el milagro de compartir la belleza del espíritu en todas las manifestaciones, con la sencillez de la brisa, la fuerza del mar, la armoniosa melodía del trinar de las aves en primavera, el inevitable rosicler del alba y el sublime poniente que acoge el cenital encuentro del crepúsculo con la luna de los sueños.

Aimée Granado Oreña ©

[Gota de Rocio Azul]

Almenaras de amor en medio de las sombras, en el pesar de la tiniebla que en el gris horizonte del dolor, somete en dudas y desconfianza, recrimina con rencor y odio, pretendiendo extender su penumbra nefasta.
Hoguera de vida, del amor que enciende y acaricia, que consuela y revela su optimismo,
que ilumina túneles con el candil de la esperanza.

Nada es imposible cuando nos proponemos alcanzar el cielo. Nada puede impedir nuestro vuelo en aras de nuevos horizontes, de revelar la posibilidad que vive en el interior del ser humano y que en su libre albedrío, construye con voluntad y fortaleza, no claudica ni se aliena, no se frustra en los intentos ni desmaya su fe ante las colinas de azares lamentables.
¡Qué nada detenga el ímpetu del empeño, que traza senderos de esperanzas,
que escribe nuestra historia y renueva el corazón en la alborada!

El corazón que atesora sus fortalezas y sana sus debilidades, que deja huellas y cosecha frutos, que no cierra sus puertas ante la posibilidad de renovarse, que irriga con su caudal de amor cada rincón de soledad o tristeza,
para remontar con valentía y renacer de las cenizas, con la pasión inagotable del empeño hacedor y milagroso.

Aimée Granado Oreña ©

[Gota de Rocio Azul]

Todo tiene su tiempo. La vida no regala sus designios, aprender de su enigmas requiere del aprendizaje, la paciencia, la tolerancia, el respeto, la comprensión. El triunfo es el resultado del tiempo que le dedicamos al crecimiento personal, profesional y espiritual de nuestras acciones. Echar raíces y retroalimentarnos de vida, es la prueba de que siempre que anhelemos un sueño podemos alcanzarlo, si somos capaces de creer en nuestras capacidades y damos a cada cosa y nos damos a nosotros mismos, el tiempo suficiente para que se materialice en la práctica, el criterio maravilloso del milagro del amor.

Mirar la vida con la óptica de disfrutar cada instante, ocuparnos y nos preocuparnos tomando acciones que contribuyan al bienestar personal, sin herir sensibilidades, aprendiendo a conocernos primero, para poder valorar la esencia humana y lo importante de amar con lealtad y respeto, para sentir que somos amado en la misma medida.
dejar de creer en el milagro de la vida, en sus perspectivas potenciales, en el crecimiento espiritual y en el constante aprendizaje que nos ofrece la filosofía universal del amor.

Vivir, amar, aprender del dolor y compartir el sufrimiento de los débiles con la fortaleza del alma llena de fe, hacer de cada bendición una oportunidad para agradecer a Dios por todas las señales de vida, no importa las veces que pensemos en el quebranto, o en el fracaso, o en las caídas del ánimo, siempre vivir es un reto y vale la pena el desafío.

Aimée Granado Oreña ©

[Gota de Rocio Azul]

Remontar siempre con nuevos bríos el proyecto que nos abrace el alma, con la esperanza de alcanzar el Cenit en cada intento. No perder jamás la fe y confiar en el caudal inagotable de fortaleza que nos llega a sorprender, cuando pensamos que estamos vencidos o cansados. Todo es posible cuando el milagro del amor es nuestro aliado.

Difícil el arte de saber vivir, difícil encrucijada el saber interpretar la esencia natural que nos identifica como seres pensantes. No se trata de leer un libro y asimilar lecciones, se trata de crecer en medio de la adversidad, de defender nuestro derecho a la libertad, al respeto, a la dignidad y a la capacidad individual de elegir nuestro sendero, en aras de alcanzar metas y objetivos. Enriquecer el espíritu para poder elevarnos como seres humanos, por encima de las diferencias que imponen los dogmas y caprichos irreverentes de las minorías. Intentar siempre nuevos desafíos, sin claudicar ni desmayar ante el ocaso del quebranto y la desesperación. El hoy nos reta y nos propone, de nosotros depende el descubrir el acertijo, sin rendirnos jamás.

La actitud ante la vida contribuye al mejoramiento humano, a la interacción dinámica e inteligente con el entorno, a ser más tolerantes, pacientes y compasivos, a depurar rencores y mirar con los ojos del perdón y el respeto. El tiempo no puede conspirar contra el amor, debe de existir una alianza entre ellos que sea indivisible y que universalice lo sublime en medio del torbellino de la vida.

Aimée Granado Oreña ©

[Gota de Rocio Azul]

En el efímero peregrinar de la vida, el enigma del saber nos involucra, nos compromete y nos anima. Nada se perpetúa por azar, somos hacedores de nuestro destino y el tiempo en su inexorable desandar nos permite atesorar aquello que se quedará con nosotros y nos fortalece.

Bello el amor que se enraiza en avatares del tiempo, que acrisola esperas, lisonjas y plegarias, que suspira el dolor y la añoranza con la misma voluntad y apego con el cual se disfruta del placer y la alegría. Amor que no claudica, que no lastima, que tolera, perdona y musita el anhelo de multiplicar su aspergio, sin condicionalismos ni conveniencias superfluas. Filigrana sublime de lealtad y respeto, de constantes primicias que revelan el encanto de los años, de la complicidad absoluta de mente, alma y corazón que comparte esa mitad gemela acariciando la vida en eternas primaveras.

De cada avatar de la vida se pueden atesorar lecciones que nos hablan y nos preparan para enfrentar nuevos e intensos desafíos. Siempre en medio de la adversidad florece la esperanza con la blancura de la pureza y el verdor del edén que nos ofrece sus oportunidades. Solo hay que saber aceptar y emprender nuevos retos. El sufrir puede ser efímero, la virtud y la belleza del alma se universalizan cuando creemos en nuestras fortalezas.

Aimée Granado Oreña ©

[Gota de Rocio Azul]

Aún en medio de carencias y naufragios, los seres humanos tenemos la capacidad de aferrarnos a un sueño, con la dinámica de lograr un propósito más allá de una quimera. Somos y seremos hacedores de nuestros senderos y quijotes de nuestras utopías realizables.

El andar construye las historias, los senderos se iluminan con el denuedo, el brío, la entereza. Esas huellas que dejan las palabras alimentan las esperanzas, que solo pueden materializarse en el peregrino bregar del día a día. Sonreir a los sueños irizados de esperanzas. Lo mejor está por venir. Siempre en el cielo brillará después de la tempestad el arco iris de la alianza universal.

Solo el amor libera y transforma vidas, solo el amor es capaz de motivar senderos, multiplicar alianzas y consumarse en verbo. Creer y saber que podemos alcanzar ese horizonte imaginado, confiar en el poder del amor, en el universo inefable de la verdad que no traiciona, ni se esconde en penumbras oscuras. El amor confidente, leal y sosegado que esplende aún en medio de la negación, con el optimismo vehemente de su fortaleza inagotable.

Vive, sonríe, suspira con la lira del alma tus amores, comparte cada misterio de luz con la delicia del amanecer y el enigma del crepúsculo... sueña , respira la fragancia de la vida y aférrate a cada instante del HOY que te ilumina...

Nacimos libres, originales, con la felicidad dentro de nuestro ser... respirarla, disfrutarla con esa libertad suprema, es el desafío del HOY que nos inspira... ¡Adelante, es un derecho inalienable, seamos leales con nuestra libertad interior!

Aimée Granado Oreña ©

[Gota de Rocio Azul]

Liberar las cargas, suspirar renuevos, sonreir al alba y acariciar sueños : ¡ Vivir el Presente con gozo y esmero !
Así como el silencio nos habla con su aliento, el corazón palpita con vehemencia, nos susurra y nos motiva, solo hay que escucharlo y mirar con las pupilas de su espíritu de amor.

Huellas que delatan y construyen, que demuestran quehacer y afán, que alivianan avatares y cosechan renuevos. Huellas que hablan en silencio.
Los riesgos son el sendero de la vida, hay que arriesgar y emprender, hay que retar y vencer, hay que saber caer y levantarse con desafíos de esperanzas en el corazón... la fuerza del amor siembra y cosecha.
Vale la pena probar nuestras fortalezas y descubrir nuestras debilidades, la matriz perfecta para demostrar que en el arcano misterio de nuestra existencia:
¡Vale la pena Vivir !

Atesorar los instantes de la vida y sus azares, con las lágrimas perladas de suspiros y dolores, con las sonrisas versadas de ilusiones y proyectos. Andar siempre con la mirada cenital puesta en la esperanza, viviendo el hoy con el optimismo que declara el alba y con la vehemencia de visualizar lo que queremos y anhelamos.

Aimée Granado Oreña ©

[Gota de Rocio Azul]

La amistad es un tesoro que alimenta alma, mente y corazón, nos hermana y universaliza el amor que trasciende fronteras. La amistad es como la savia de los árboles, nutre y fortalece el espíritu. No se mide en tiempo, espacio o lugar, es intangible, pero su dimensión se eleva al pensamiento, se multiplica en lealtad y esperanza con la dignidad y el decoro de la virtud humana.
Siempre la amistad permanece, se perpetúa en las bases sólidas de la esperanza. Castillos de arena pueden diluirse en el vaivén de las olas del mar, pero lo genuino, esencial y amado que se atesora en el alma con lo más tierno del corazón, jamás dejará de sonreir en las alas del tiempo.

La felicidad no se determina por la opulencia arrogante, por lujos superficiales o por el consumismo desenfrenado. Siempre recuerdo la máxima de El Principito, axioma de sabiduría y de valores humanos : Lo esencial es invisible a los ojos, porque solo puede descubrise con la grandeza del alma. Aún en los detalles más pequeños y superfluos, en la nimiedad y en la pobreza, puede el milagro del amor y la amistad hacer la gran diferencia.

La autoadmiración, el autoestima mejora la esencia humana de nuestro ser. En la medida que nos amemos a nosotros mismos, que nos respetemos y nos valoremos como seres individuales, podremos entregar nuestra lealtad, nuestra solidaridad y nuestro universo interior a los demás.

La gratitud, más que una virtud es un sagrado deber con la vida, con la creación, con el universo, con el supremo hacedor .

¡Arriba, arpegios del alma que cantan, canciones del pueblo, acordes que claman, el cese de olvidos, de lágrimas vanas, cual oda y romanza de amor y esperanzas!


Aimée Granado Oreña ©

[Gota de Rocio Azul]

Que el corazón jamás traicione nuestra mente, iluminarnos con la brisa y la ventisca, con el alba y el ocaso, con la primavera y el otoño, con la tórrida calidez y el gélido desvelo del invierno. Que nuestras manos sean artesanas de sueños, hacedoras de empeños y arquitectas de universos nuevos. Que descubramos la belleza en las cosas sutiles, inasibles, mirando la transparencia en la humildad y el altruismo genuino. Que el espíritu del amor, tome las riendas de nuestro andar en el atávico sendero de constantes desafíos.

El conocer el amor es descubrir la salvia del espíritu del alma, sin espectros de rencores ni desidias, es descubrir el poder del universo en un sustantivo divino, que hace el verbo de la entrega y el adjetivo que ilumina.Aprender del perdón, vivirlo y acariciarlo con la humildad del corazón nos acerca más al amor. ¡Amor excelso en su libertad plena, que fecunda esperanzas!

Tu corazón, mi corazón, el nuestro, ese sitio que alberga y desnuda sentimientos, dilecto lugar donde el alma aflora, se enerva, siente cólera, ahoga necedades y resplandece cuando perdona y ama. El corazón recinto de paz y de emociones, puerta de asombros y abrigo de refugios y evasiones, sagrado espacio que Dios nos regala para permitir habitar en nuestras vidas, en la mía y en la tuya.

Aimée Granado Oreña ©

[Gota de Rocio Azul]

No hay límites para el proyecto de vida que nos propongamos en el sendero. El universo conspira a nuestro favor, nos impone retos y nos hace mirar al supremo horizonte con nuevas perspectivas.

La vida nos sonríe, aún en el dolor de una despedida, o en el ocaso que declina el horizonte, en la puesta efímera del Sol o en el verdor de la esperanza, la vida florece en sus primicias, regala su alborozo y cicatriza heridas.

Todo tiene su tiempo, su porqué, su explicación, nada llega a nuestras vidas para desangrarnos sin luchar, sin antes detenerse para que miremos al cielo y confiemos en el poder supremo y hacedor. Todo tiene su lado vislumbrante. Vivamos la vida amaneciendo renovado en cada alborada, disfrutando nuestro espacio y nuestro tiempo.

Caminar los senderos atávicos, de la mano del corazón que no traiciona, que sonríe y se crece ante la adversidad, que descubre su protagonismo en medio de las dudas y la desconfianza, en medio del rencor y el desamor.Peregrinos de la vida que sostienen el regocijo del encuentro absoluto con esa felicidad que reina en el interior de las almas cual sutileza perpetua del amor.

Lo importante está en nuestra fuerza interior, en la capacidad para levantarnos ante la adversidad, la habilidad para multiplicar nuestros sueños, no claudicar ante la impotencia, la rabia o el rencor. Ser paciente y tolerante con nuestras habilidades y sobre todo confiar en que sí podemos hacer que nuestras vidas sean un surtidor donde fluyan las esperanzas.

El amor que desordena y enamora, que todo lo espera en la paciente brisa del alma, que alimenta y desarraiga, que presume y se ufana. El amor, unidad del cuerpo con el alma que satisface su codicia, humilde e intransigente.

La belleza nos contempla en el interior, se aparta de lo banal, de lo superficial, de la frivolidad insípida, de la sequedad del alma. Se nutre de los valores, de la humanidad del ser, del hialino sentimiento que no traiciona, que trasciende y no se limita al físico, porque sabe admirar la perfección del corazón y la grandeza del espíritu sabio y elocuente. La belleza se crece en la humildad y sencillez, es lo que realmente se conserva a lo largo de los años, lo que no muere con la vanidad, porque perpetúa su energía y multiplica su presencia.

La esperanza nos toma de la mano, nos invita a la danza eterna de la fe que fortalece, que espera, que perdona en el amor, que abre caminos, que construye y edifica, que soporta tempestades y condena al egoísmo. La esperanza que vive en cada alma solitaria y que transforma con su néctar las andanzas.

Confiar en el poder del amor y de la misericordia divina... siempre al final del túnel tenebroso, una luz apacible nos traerá la paz.

Aimée Granado Oreña ©

[Gota de Rocio Azul]

La vida nos regala sus azares bellos, nos motiva y entusiasma, nos invita a ser sensibles y tolerantes. Los seres humanos tenemos la oportunidad de mejorarla y agradecerle, pero la realidad ha sido cruda y desalentadora cuando en vez de globalizar el amor, hemos permitido que crezca el odio, la intolerancia, la discriminación, la perversidad de la guerra y el hostigamiento vil. La humanidad merece ser mejorada, merece vivir en armonía, en paz, ser determinante con su propio destino, hacedora de nuevos horizontes que converjan hacia el respeto y la universalización del amor en todas sus dimensiones. La humanidad merece una sonrisa, secar las lágrimas de las dudas y las desconfianzas y ver crecer senderos verdes de esperanzas.

Enardecen los suspiros de los versos, más allá de la razón y la cordura, tremolando el torbellino del deseo en el piélago de amar con desmesura.

El reto es florecer en primavera, cuando la adversidad de golpes nos quebranta/ valiente el renacer entre quimeras y hacer en el sendero la esperanza.

Aimée Granado Oreña ©

[Gota de Rocio Azul]

Sabe el amor de lealtad sublime,
sabe de la razón su gran fortuna,
sabe guardar cual cómplice su estirpe,
sabe alcanzar la gloria en su ternura.

Vivir un día más como el regalo bendito que nos ofrece nuevas oportunidades para admirar, agradecer, congratular la divinidad del existir, la necesidad de empinarnos y crecer como mejores seres humanos, dispuestos a emprender senderos que edifican y fortalecen, aún en medio de las dificulatdes y las debilidades. Atrapar cada instante con vehemencia y empeño, atesorar el brío del optimismo, aprendiendo de nuestras equivocaciones, transmitiendo testimonios de vida y de lucha por alcanzar quimeras, por convertirlas en realidades asequibles y estar dispuestos siempre a comenzar de nuevo, cuando por avatares del destino nos pueda confundir el averno del azaroso desamor.

Eclosionar en vida
debilitar suspensos,
fortalecer la dicha
y descubrir lo egregio
en las cosas sencillas,
en la razón de un sueño
al mirar con el alma:
la intensidad de un beso.

Aimée Granado Oreña ©