Vende chicles
Publicado: Jue Ene 12, 2012 17:04
Recuerdo perfecto aquella tarde. El sol abrumaba con su presencia y aunque el día iluminado con magníficos colores regalaba un hermoso escenario, mi humor no era el más apropiado.
Todo, absolutamente todo me molestaba, nubarrones pesimistas cegaban mi vista y con gran amargura echaba pestes de la vida.
Mientras mi ángel jugaba y gritaba en los juegos de aquél parque, yo imaginaba con furia como todo el universo conspiraba, dejándome intranquila y agobiantemente desempleada.
Joder, vivir a pan y agua no es la gran cosa si no fuera por aquélla carita preciosa que te mira embelesada, con admiración y orgullo, como si tu insignificante persona fuera una deidad venerada.
Eah pues, que maldiciendo estaba, cuando aquélla figura maltrecha se acercó a mi lado. Balbuceó como pudo algunas palabras y encontré en ella el receptáculo ideal de mi enfado.
La traté tan mal como me fue posible, “ No gracias” le dije en tono seco y grosero y seguramente hasta algunos gestos de fastidio le dediqué.
Lejos de ofenderse y responderme como debía, sin continuar su andar, se quedó unos momentos a mi lado.
Molesta en verdad volví para mirarla con toda la soberbia que en mi cabía, con la intención total de derramar en ella mi ira. Al encontrarse nuestras vistas, serena y tranquila, en su lenguaje precario, debido a su evidente discapacidad, me preguntó ¿porque estás enojada amiga?
Su pregunta me cayó como patada al hígado, y groseramente contesté, “porque no tengo ni dinero ni trabajo, y tú te paras aquí a ofrecerme no se qué cosas que en verdad ni quiero ni se me antojan”
Sin perder su serenidad, sin ofenderse por mi tono amargo, esta extraña criatura pronunció la más bella de las frases que jamás he escuchado. Ni mi amor total por las palabras, por combinarlas construyendo frases que regalen imágenes hermosas, que inspiren sentimientos, que den al alma un baño fresco; ni mi pluma, ni mi mente, ni mi ser, habría podido jamás construir una frase tan profunda como la que ella aquella tarde me regaló.
Con una gran sonrisa que iluminó su rostro, bañándola de orgullo me dijo “Vende chicles amiga, eso hago yo y siempre tengo dinero”.
No pude más que sonreír y agradecerle el consejo, que para ser honestos, movió por completo mis mosaicos, permitiéndome reflexionar mas razonablemente mi situación aquéllos días.
Tal vez, la profundidad real de su mensaje no sea perceptible a simple vista y sin embargo se que aquéllas palabras, fueron una enseñanza de vida y que el universo entero conspiró para regalármela aquél día.
Todo, absolutamente todo me molestaba, nubarrones pesimistas cegaban mi vista y con gran amargura echaba pestes de la vida.
Mientras mi ángel jugaba y gritaba en los juegos de aquél parque, yo imaginaba con furia como todo el universo conspiraba, dejándome intranquila y agobiantemente desempleada.
Joder, vivir a pan y agua no es la gran cosa si no fuera por aquélla carita preciosa que te mira embelesada, con admiración y orgullo, como si tu insignificante persona fuera una deidad venerada.
Eah pues, que maldiciendo estaba, cuando aquélla figura maltrecha se acercó a mi lado. Balbuceó como pudo algunas palabras y encontré en ella el receptáculo ideal de mi enfado.
La traté tan mal como me fue posible, “ No gracias” le dije en tono seco y grosero y seguramente hasta algunos gestos de fastidio le dediqué.
Lejos de ofenderse y responderme como debía, sin continuar su andar, se quedó unos momentos a mi lado.
Molesta en verdad volví para mirarla con toda la soberbia que en mi cabía, con la intención total de derramar en ella mi ira. Al encontrarse nuestras vistas, serena y tranquila, en su lenguaje precario, debido a su evidente discapacidad, me preguntó ¿porque estás enojada amiga?
Su pregunta me cayó como patada al hígado, y groseramente contesté, “porque no tengo ni dinero ni trabajo, y tú te paras aquí a ofrecerme no se qué cosas que en verdad ni quiero ni se me antojan”
Sin perder su serenidad, sin ofenderse por mi tono amargo, esta extraña criatura pronunció la más bella de las frases que jamás he escuchado. Ni mi amor total por las palabras, por combinarlas construyendo frases que regalen imágenes hermosas, que inspiren sentimientos, que den al alma un baño fresco; ni mi pluma, ni mi mente, ni mi ser, habría podido jamás construir una frase tan profunda como la que ella aquella tarde me regaló.
Con una gran sonrisa que iluminó su rostro, bañándola de orgullo me dijo “Vende chicles amiga, eso hago yo y siempre tengo dinero”.
No pude más que sonreír y agradecerle el consejo, que para ser honestos, movió por completo mis mosaicos, permitiéndome reflexionar mas razonablemente mi situación aquéllos días.
Tal vez, la profundidad real de su mensaje no sea perceptible a simple vista y sin embargo se que aquéllas palabras, fueron una enseñanza de vida y que el universo entero conspiró para regalármela aquél día.