Blog-novela : Hasta llegar a ti.....(19)
Publicado: Jue Nov 17, 2011 21:27
De nuevo al cole….y más
Llegó la hora en la cual Sandro iniciaba el nuevo curso.
Era Marzo, y mientras aquí llegaba la primavera los ocres del otoño ya vestían Argentina.
Me quedé sola en las mañanas y ciertamente echaba de menos a Sandro, pero también me daba la libertad de tirarme más horas en el ordenador escribiendo en el blog, hablando con mis padres, incluso con alguna amiga a la que casi a la hora de irme expliqué toda la situación que estaba viviendo.
Me sumergí en mi mundo y día tras día pensaba como conseguir el dinero que necesitaba para irme del país, pero nadie sabía de mis pensamientos.
No quería decirles nada a mis padres de momento, para ver si de alguna manera yo podía conseguir algún trabajo.
No me arrepiento del dinero que le di a Ariadna nada más llegar a Argentina para suplir un poco los gastos que habían causado mi llegada, no me arrepiento de haber comprado lavadora, impresora como regalo de comunión a Sandro y no me arrepiento de que mis últimos euros hayan ido a la agencia inmobiliaria para poder alquilar la nueva casa. Me quedé sin dinero, aunque gracias a Dios mis padres me iban mandando.
Pero bueno, me salto los temas, y me voy de unos a otros….
Ariadna y Sandro ya no se iban en coche por las mañanas: la casa donde vivíamos estaba mucho más cerca del centro, que era donde Ariadna trabajaba y Sandro acudía al colegio.
Ya Sandro no esperaba a que su madre acabara la jornada de trabajo para venirse a casa, ya venía con sus amigos cada mediodía, ya se abrochaba la camisa el solo y se vestía, ya Sandro era un niño más acorde a su edad.
Cuando llegaba a casa, me besaba, se iba a la habitación (seguía durmiendo con la madre) y colgaba el uniforme del colegio en la percha.
Los cambios de Sandro fueron espectaculares, pero no sólo fueron gracias a mí, esos cambios fueron porque él comprendió que había cosas que no sabía hacer y sus amigos sí. Esos cambios, se merecieron todo mi orgullo y todo mi cariño hacia él.
Cuando Ariadna llegaba del trabajo, también lo hacía caminando, a no ser que me llamara para que fuera a buscarla.
Siempre la esperábamos para comer. Ariadna fregaba la cocina después del café, y nos íbamos, o al ordenador o aprovechábamos esos últimos días en los cuales el Sol ya empezaba a vestirse de otoño en el jardín o simplemente leíamos en voz alta a Hernán Casciari, un escritor argentino afincado aquí en Barcelona, concretamente en Sant Celoni.
Sandro es un chico inteligente que sacaba buenas notas, pero le costaba hacer los deberes, como tantos niños!!
Le preguntaba a la madre quinientas veces por algo, pero más que nada era por perder el tiempo. De esta manera, conocí otra faceta cruel de Ariadna…la de llamar a su hijo, vago hijo de puta que eres como tu padre. De estirarle de los pelos y pegarle, incluso un día le golpeo la rodilla contra el lavabo produciéndole un enorme moratón.
El niño salió disparado mientras yo ante los gritos entré en la cocina. Me puse entre medio de los dos y Ariadna me pidió que me apartara o me iba a dar a mí. No, no me aparto Ariadna. Tranquilízate y lo hablamos. Sandro temblaba tras de mí y me decía Conce no, deja que me pegue y así ya se le pasa. No me podía creer que el niño me dijera eso.
Le pedí a Ariadna de nuevo que acabara con esto y en sus ojos leí como nunca, la maldad.
Sandro se escapó de detrás de mí y se enfrentó a ella, pégame!!!
Lo zarandeó mientras yo de nuevo intentaba que no lo hiciera.
Episodios así, los hemos tenido que vivir más días, pero jamás volvió a pegar a Sandro delante de mí. Eso sí, su lengua viperina y esa crueldad en las palabras, las tuvimos que aguantar más de una vez. Sandro abrazado a mí más de una vez me decía: Conce, hay que callar y dejar que se le pase. Me di cuenta de que la única arma que poseía Sandro al perder a su nona, era el silencio y dejarse pegar por la madre. Después ella, volvía a su estado normal.
Sandro, empezó a emplear ese método contra mí, el de la cruel palabra, el de las malas contestaciones y es que tenía una maestra con Matrícula de Honor en MALDAD!!!
Con quién iba a pagar Sandro todos sus problemas? Con su madre? No, a Sandro sólo le quedaba arremeter contra mí, y aunque alguna vez me sacara de quicio por completo, comprendía por qué actuaba así con la persona que más le había enseñado y cuidado en esos meses. En realidad, Sandro cuando se enfrentaba a mí, es que estaba enfrentándose asimismo y a una madre que consideré y considero “enferma”.
Hay cosas de las que me doy cuenta ahora, del por qué protegía nona tanto a Sandro aún estando enferma, le protegía… de su propia hija.
©Conxi
Llegó la hora en la cual Sandro iniciaba el nuevo curso.
Era Marzo, y mientras aquí llegaba la primavera los ocres del otoño ya vestían Argentina.
Me quedé sola en las mañanas y ciertamente echaba de menos a Sandro, pero también me daba la libertad de tirarme más horas en el ordenador escribiendo en el blog, hablando con mis padres, incluso con alguna amiga a la que casi a la hora de irme expliqué toda la situación que estaba viviendo.
Me sumergí en mi mundo y día tras día pensaba como conseguir el dinero que necesitaba para irme del país, pero nadie sabía de mis pensamientos.
No quería decirles nada a mis padres de momento, para ver si de alguna manera yo podía conseguir algún trabajo.
No me arrepiento del dinero que le di a Ariadna nada más llegar a Argentina para suplir un poco los gastos que habían causado mi llegada, no me arrepiento de haber comprado lavadora, impresora como regalo de comunión a Sandro y no me arrepiento de que mis últimos euros hayan ido a la agencia inmobiliaria para poder alquilar la nueva casa. Me quedé sin dinero, aunque gracias a Dios mis padres me iban mandando.
Pero bueno, me salto los temas, y me voy de unos a otros….
Ariadna y Sandro ya no se iban en coche por las mañanas: la casa donde vivíamos estaba mucho más cerca del centro, que era donde Ariadna trabajaba y Sandro acudía al colegio.
Ya Sandro no esperaba a que su madre acabara la jornada de trabajo para venirse a casa, ya venía con sus amigos cada mediodía, ya se abrochaba la camisa el solo y se vestía, ya Sandro era un niño más acorde a su edad.
Cuando llegaba a casa, me besaba, se iba a la habitación (seguía durmiendo con la madre) y colgaba el uniforme del colegio en la percha.
Los cambios de Sandro fueron espectaculares, pero no sólo fueron gracias a mí, esos cambios fueron porque él comprendió que había cosas que no sabía hacer y sus amigos sí. Esos cambios, se merecieron todo mi orgullo y todo mi cariño hacia él.
Cuando Ariadna llegaba del trabajo, también lo hacía caminando, a no ser que me llamara para que fuera a buscarla.
Siempre la esperábamos para comer. Ariadna fregaba la cocina después del café, y nos íbamos, o al ordenador o aprovechábamos esos últimos días en los cuales el Sol ya empezaba a vestirse de otoño en el jardín o simplemente leíamos en voz alta a Hernán Casciari, un escritor argentino afincado aquí en Barcelona, concretamente en Sant Celoni.
Sandro es un chico inteligente que sacaba buenas notas, pero le costaba hacer los deberes, como tantos niños!!
Le preguntaba a la madre quinientas veces por algo, pero más que nada era por perder el tiempo. De esta manera, conocí otra faceta cruel de Ariadna…la de llamar a su hijo, vago hijo de puta que eres como tu padre. De estirarle de los pelos y pegarle, incluso un día le golpeo la rodilla contra el lavabo produciéndole un enorme moratón.
El niño salió disparado mientras yo ante los gritos entré en la cocina. Me puse entre medio de los dos y Ariadna me pidió que me apartara o me iba a dar a mí. No, no me aparto Ariadna. Tranquilízate y lo hablamos. Sandro temblaba tras de mí y me decía Conce no, deja que me pegue y así ya se le pasa. No me podía creer que el niño me dijera eso.
Le pedí a Ariadna de nuevo que acabara con esto y en sus ojos leí como nunca, la maldad.
Sandro se escapó de detrás de mí y se enfrentó a ella, pégame!!!
Lo zarandeó mientras yo de nuevo intentaba que no lo hiciera.
Episodios así, los hemos tenido que vivir más días, pero jamás volvió a pegar a Sandro delante de mí. Eso sí, su lengua viperina y esa crueldad en las palabras, las tuvimos que aguantar más de una vez. Sandro abrazado a mí más de una vez me decía: Conce, hay que callar y dejar que se le pase. Me di cuenta de que la única arma que poseía Sandro al perder a su nona, era el silencio y dejarse pegar por la madre. Después ella, volvía a su estado normal.
Sandro, empezó a emplear ese método contra mí, el de la cruel palabra, el de las malas contestaciones y es que tenía una maestra con Matrícula de Honor en MALDAD!!!
Con quién iba a pagar Sandro todos sus problemas? Con su madre? No, a Sandro sólo le quedaba arremeter contra mí, y aunque alguna vez me sacara de quicio por completo, comprendía por qué actuaba así con la persona que más le había enseñado y cuidado en esos meses. En realidad, Sandro cuando se enfrentaba a mí, es que estaba enfrentándose asimismo y a una madre que consideré y considero “enferma”.
Hay cosas de las que me doy cuenta ahora, del por qué protegía nona tanto a Sandro aún estando enferma, le protegía… de su propia hija.
©Conxi