Blog-novela : Hasta llegar a ti....(16)

[eternity]

Nochebuena, Navidad…y fin de año?


Ahora me acuerdo, que el mismo día de mi Santo adornamos la casa con el arbolito navideño. Ariadna ese día estaba contenta, sacó la caja que con celo guardaba y nos dispusimos a adornar la casa.
De muchos años atrás la costumbre de Ariadna y su familia, era de celebrarlo siempre en casa de la hermana. Días antes de que llegara esa fecha especial, lo hablamos con ella y dispusimos que para que ella no tuviera más trabajo, celebraríamos Nochebuena y Navidad en su casa y Fin de Año e inicio en la nuestra. Le pareció bien y así lo hicimos…o pensamos que así iba a ser.
Esas fechas para mi eran especiales, echaba mucho de menos a mi familia ya de por sí, pero en esas fechas aún más.
Me pierdo en las fechas, y ya no sé si mi blog había sido creado antes de quedarnos sin internet o no, pero ya hablaré de él.
La costumbre de ellas es que cada una en su casa preparara los platos que más les gustaba para esas fechas y después, todo se juntaba en una misma mesa que compartíamos.
Celebrar las Navidades en manga corta y en la piscina me resultó tan extraño…pero a la vez disfruté de ello junto al resto de la familia que se bañó con Sandro y conmigo. Por supuesto Ariadna no era de agua, en realidad compartía muy pocos juegos con su hijo a no ser que jugáramos a las cartas o a los dados, cosas que a Sandro le aburrían a los dos minutos.

Ese mismo día de Nochebuena, la hermana de Ariadna, inició la conversación que antes os comenté, sobre las llamadas a mi móvil.
__Ariadna, yo no quiero quitarte a Conce como amiga, sólo llamé para ver cómo estaba.
__No pasa nada, le contesto Ariadna, pero sus ojos no decían lo mismo.
Yo estaba alucinada ante tal conversación. Yo no era propiedad de nadie y además era libre de hablar con quien quisiera, o al menos eso pensaba yo hasta que Ariadna se volvió posesiva y durante el resto de los meses que me quedaban por vivir allí, viví conmigo misma, con mi blog, con mis escritos, y con mi soledad.
La mesa ya estaba puesta, cada una de las hermanas sacó sus mejores platos para una noche calurosa y especial.
La verdad es que el plato estrella fue el cocinado por la hermana de Ariadna, el cual repetí en dos ocasiones bajo la mirada ya enfadada de Ariadna. Me dio igual, era consciente de los celos de ella pero yo seguía con naturalidad lo que quería o no hacer. Su mirada no iba a provocar en mí, ni inestabilidad ni nerviosismo. No podía dejar que me venciera.
Cuando acabamos de cenar y brindamos con sidra argentina, cuando ya las copas se llenaban una y otra vez, Ariadna me dijo que no se quedaba a dormir allí. La hermana y el cuñado dijeron que así no podíamos irnos, que habíamos bebido y además, la carretera por la que teníamos que circular para ir a nuestra casa, era oscura, poco señalizada, y en tramos llena de baches. Le dije que no, que nos quedábamos y que ya por la mañana iríamos a que Sandro recogiera los regalos que Papa Noel le había dejado en el árbol.
Sandro también quería quedarse, estaba disfrutando de una noche mágica, calurosa y con una piscina que le llamaba.
A la hora de dormir, Sandro durmió con su tía, el cuñado en una habitación con dos camas con su hija y Ariadna y yo en un sofá cama que había en el comedor.
Esa noche Ariadna presionada por unos profundos celos….fue a por mí…como si quisiera demostrar que ella era, mi única dueña.

A la mañana siguiente despertamos temprano y tras desayunar fuimos con Sandro a por sus regalos a casa, para después volver para comer todos de nuevo juntos….
Ariadna estaba extraña, yo empecé a comprender, que su infancia infeliz, la tenía más traumatizada de lo que yo me pensaba, llegando a la crueldad con su hijo, conmigo y con cualquier persona que en aquel momento se le cruzara.
Ella se daba cuenta de sus cambios profundos pero a los dos minutos de arrepentirse, se olvidaba de nuevo.
Llegó Fin de Año y como prometí, estuve cocinando por la tarde pierna y paletilla de cordero al horno, mientras Ariadna preparaba unas tropicales ensaladas.
La mesa estaba ya puesta en el jardín y adornada para recibir ese nuevo año, cuando una llamada del cuñado de Ariadna derrumbó por completo, no sólo los ánimos sino la cena.
La hermana de Ariadna había decidido no venir a la cena, el marido nos decía que no comprendía nada, que incluso había estado cocinando toda la tarde, pero que no iba a venir.
Imaginaros nuestras caras. Por mucho que yo intentara comprender o averiguar qué estaba pasando no le veía el qué.
Ariadna también se quedó sorprendida, aunque su única expresión fue: ya sabía yo que mi hermana iba a “jodernos” el fin de año.

Total, que cenamos los tres solos, y antes de las doce Ariadna decidió irse a la cama y Sandro con ella.
Tiré un colchón en el suelo al lado de ellos y cuando empezaron a oírse todos los petardos, las bengalas, etc.….nos apretamos los tres las manos….habíamos pasado al nuevo año.
Nunca más supe de la hermana de Ariadna. No sé qué es lo que realmente pasó o si se me ocultaba algo, pero así fue.
Aún hoy, después de más de dos años, sigo sin saberlo.

A partir de ahí, y en meses venideros, Ariadna tendría unos cambios brutales de personalidad….


©Conxi

[Mónica Loureiro]

Un juego cruel de hermanas que te pilló a ti enmedio. Feliz Año Nuevo!:)