Foro de poesía

Jardín con asador

Días de trabajo me costó intentar mantener un cierto orden en la casa. Los libros de texto de Sandro iban siendo colocados a diario encima de un armario en el pasillo dónde el orden no existía.
Eso sí, se le exigía que llevara prolijas las libretas (limpias, ordenadas).

Mi azada y bolsas de basura industriales me acompañaban por las mañanas en el, que iba a ser nuestro rincón de esparcimiento, el jardín.
Toda la maleza fue sacada con mis propias manos e incluso ya teníamos un lugar que nos permitía jugar al pin-pon, aunque siempre la pequeña pelota acababa en las fauces de “guapo”.
También en el jardín había dos cuartos, uno para la lavadora y el otro…
Yo misma había comprado una lavadora automática, en esa casa se seguía lavando con una máquina antigua de esas que sólo lavan pero no centrifugan. Tuve que instalarla yo misma, ya que no se hacía cargo la tienda. No me importó, fue fácil.
El asador situado en la entrada del jardín, era como un armario al que echar cosas que no sirven.
El jardín era un pequeño vertedero que no sólo nona había llenado de cosas inútiles. Vacié un cuarto de botellas de plástico, de vasos rotos, y cualquier cosa que a ella no le sirviera. Comprendí que quizás también la nona hubiera padecido el síndrome de Diógenes.
Para haceros una idea, toda la basura que allí había concentrada medía más de dos metros.
Sandro, al que no se le había educado de ninguna manera, al que no se le había inculcado el sentido del deber y del orden, había hecho también del jardín su propio vertedero de juguetes rotos y cd`s de juegos que acababan medio enterrados o mordidos por “guapo”.
Quizás a mí me tocó la peor parte en la enseñanza de Sandro, cuando le pedía que por favor intentáramos ser ordenados con ese espacio que era de todos y que iba a ser el centro de nuestros juegos, de las comidas dominicales mientras el asador funcionaba a todo fuego.
He de decir que las mejores carnes las he comido allí en Argentina. Olía a asados los sábados y los domingos por la noche a choripan.
Jamás probé empanadas (especie de empanadillas) tan ricas como allí, ni milanesas tan bien hechas…el resto de la semana olía a “mate”.



©Conxi

Renace la esperanza con el jardín como nuevo espacio de luz. Símbolo de la regeneración de seres que estaban perdidos.

Como en el amor, en la vida misma
se aplican esos olores que son como adictivos
pero que nos permiten dealguna manera asociar
el sentido en un futuro con esos recuerdos que se quedan.

Va padrísimo todo, regresaré a seguir leyendo.

Sanctus Nebula escribió:Como en el amor, en la vida misma
se aplican esos olores que son como adictivos
pero que nos permiten dealguna manera asociar
el sentido en un futuro con esos recuerdos que se quedan.

Va padrísimo todo, regresaré a seguir leyendo.

Gracias..un abrazo!!