Blog-novela: Hasta llegar a ti...(5)
Publicado: Vie Nov 11, 2011 19:36
No sé coger los cubiertos
Es muy difícil explicar con cierto orden todo lo vivido allí. En mi mente se cuelan recuerdos que quizás vayan meses más atrás o más adelante, de todas formas lo he vivido igual.
Los días de Agosto, mientras Ariadna permanecía en casa, Sandro iba al colegio. Un taxi cada mañana lo pasaba a recoger. Después a las doce del mediodía nosotras íbamos en su busca. A veces volvíamos en taxi, pero al final decidimos caminar, que no sólo es bueno para la salud, sino también para el monedero.
Intentábamos los tres adecuarnos a la nueva situación de convivencia y realmente nos estaba yendo muy bien, aunque yo vivía y experimentaba cosas que me daban que pensar, para borrarlas después de mi mente e ir averiguando poco a poco la realidad de esa famila.
Cocinábamos tanto la una como la otra, pero mayormente lo hacía yo. Lentejas, algún caldo, verduras y no entendía que Sandro jamás comiera de todo ello. Entiendo que la cocina de un país a otro cambie, incluso los sabores, etc.….pero no se podía pasar la vida comiendo hamburguesas, pasta o arroz con nata líquida diariamente.
Me impresionaba que la madre le diera de comer y que Sandro no fuera capaz de coger una cuchara. Así que hablé con ella y le pedí que por favor no le diera de comer, que le enseñara a utilizar los cubiertos.
Esa parte me tocó a mí, incluso tuve que enseñarle a coger un cuchillo y cortar. Se puede pensar que soy una exagerada, pero prometo que así era.
La excusa de la madre es que su Nona le había mal criado y que ella por no discutir dejó que lo criara de esa manera y además como era zurdo le costaba más.
Más bien me creo que ha sido criado por una persona enferma, a la cual no culpo de nada, hizo más de lo que pudo dentro de sus limitaciones mentales, ni tampoco voy a culpar a la madre por su dejadez. Ahora me tenía que centrar en el niño y en enseñarle a comer con los cubiertos.
Tampoco se duchaba solo y también se le tuvo que enseñar…
Sandro empezó a comer de todo poco a poco y él solo, dejando de lado esa extrema delgadez y convirtiéndole en un niño fuerte y acorde a su edad.
Nos quedaba mucho camino por recorrer, ducharse solo, que supiera orientarse para ir al colegio, que tuviera amigos y tantas y tantas cosas de las que ese niño había carecido.
©Conxi
Es muy difícil explicar con cierto orden todo lo vivido allí. En mi mente se cuelan recuerdos que quizás vayan meses más atrás o más adelante, de todas formas lo he vivido igual.
Los días de Agosto, mientras Ariadna permanecía en casa, Sandro iba al colegio. Un taxi cada mañana lo pasaba a recoger. Después a las doce del mediodía nosotras íbamos en su busca. A veces volvíamos en taxi, pero al final decidimos caminar, que no sólo es bueno para la salud, sino también para el monedero.
Intentábamos los tres adecuarnos a la nueva situación de convivencia y realmente nos estaba yendo muy bien, aunque yo vivía y experimentaba cosas que me daban que pensar, para borrarlas después de mi mente e ir averiguando poco a poco la realidad de esa famila.
Cocinábamos tanto la una como la otra, pero mayormente lo hacía yo. Lentejas, algún caldo, verduras y no entendía que Sandro jamás comiera de todo ello. Entiendo que la cocina de un país a otro cambie, incluso los sabores, etc.….pero no se podía pasar la vida comiendo hamburguesas, pasta o arroz con nata líquida diariamente.
Me impresionaba que la madre le diera de comer y que Sandro no fuera capaz de coger una cuchara. Así que hablé con ella y le pedí que por favor no le diera de comer, que le enseñara a utilizar los cubiertos.
Esa parte me tocó a mí, incluso tuve que enseñarle a coger un cuchillo y cortar. Se puede pensar que soy una exagerada, pero prometo que así era.
La excusa de la madre es que su Nona le había mal criado y que ella por no discutir dejó que lo criara de esa manera y además como era zurdo le costaba más.
Más bien me creo que ha sido criado por una persona enferma, a la cual no culpo de nada, hizo más de lo que pudo dentro de sus limitaciones mentales, ni tampoco voy a culpar a la madre por su dejadez. Ahora me tenía que centrar en el niño y en enseñarle a comer con los cubiertos.
Tampoco se duchaba solo y también se le tuvo que enseñar…
Sandro empezó a comer de todo poco a poco y él solo, dejando de lado esa extrema delgadez y convirtiéndole en un niño fuerte y acorde a su edad.
Nos quedaba mucho camino por recorrer, ducharse solo, que supiera orientarse para ir al colegio, que tuviera amigos y tantas y tantas cosas de las que ese niño había carecido.
©Conxi