Blog-novela: Hasta llegar a ti.....(4)
Publicado: Jue Nov 10, 2011 21:05
Las cucarachas
Aquella segunda noche fui visitada por los habitantes más avispados de la casa, las cucarachas. Eran enormes, y se paseaban en la oscuridad de la noche, incluso más de una vez me las sacaba de la cara a manotazos.
A través de los días pude comprender lo que estaba pasando.
Una enferma y anciana mujer era la que se había hecho cargo de la casa y evidentemente no podía., pero no podía entender que ella, la mujer con la que me había ido a vivir, también hubiera llegado a ese estado de dejadez, de suciedad y de oscuridad.
Me tenía que haber dado cuenta ya, de que algo en ella no funcionaba.
Soy una persona que se adapta rápidamente a cualquier circunstancia, positiva y con iniciativa. Una mañana empecé a abrir las ventanas de la casa, algunas persianas no iban, y las puertas de los ventanales que daban a la calle parecían selladas por la mugre del lugar.
El jardín, no era tal jardín, las malas hierbas habían crecido sin límite alguno y el perro que andaba suelto había llegado a destrozar una piscina a mordiscos. Era hora de educarle y me tocó a mí.
Lo primero que tuve que hacer fue atarle muy a pesar mío, pero tenía una fuerza tan descomunal que cuando se tiraba a por mí acababa desequilibrándome e incluso a Sandro más de una vez lo había tirado al suelo o golpeado al saltar.
Una vez atado el perro al árbol dejándole bastante movimiento, la azada pasó a ser mi gran amiga en aquellos fríos días de invierno. Corría por aquel entonces el mes de Agosto.
“Guapo” como así se llamaba el perro, pertenecía a la raza Golden Retriever, un simpático perro y cariñoso con los niños, pero este había estado criado o no criado sin límites. Destrozaba todo lo que se ponía en su camino y no atendía a ninguna llamada, sólo a la de un palo golpeado en sus costillas o a gritos histéricos.
Cómo no me di cuenta en ese mismo instante de que esa mujer era de una agresividad total? Tenía ratos de cariño y de repente, y como por arte de magia le cambiaba el carácter de una manera brutal.
Sé que me estoy yendo de un lado a otro casi sin orden cronológico, a veces tengo lagunas en mi mente de todo lo que llegué a vivir allí.
Creo que volveré a mis ventanas, esas ventanas sucias de años y ausentes de ser abiertas….
©Conxi
Aquella segunda noche fui visitada por los habitantes más avispados de la casa, las cucarachas. Eran enormes, y se paseaban en la oscuridad de la noche, incluso más de una vez me las sacaba de la cara a manotazos.
A través de los días pude comprender lo que estaba pasando.
Una enferma y anciana mujer era la que se había hecho cargo de la casa y evidentemente no podía., pero no podía entender que ella, la mujer con la que me había ido a vivir, también hubiera llegado a ese estado de dejadez, de suciedad y de oscuridad.
Me tenía que haber dado cuenta ya, de que algo en ella no funcionaba.
Soy una persona que se adapta rápidamente a cualquier circunstancia, positiva y con iniciativa. Una mañana empecé a abrir las ventanas de la casa, algunas persianas no iban, y las puertas de los ventanales que daban a la calle parecían selladas por la mugre del lugar.
El jardín, no era tal jardín, las malas hierbas habían crecido sin límite alguno y el perro que andaba suelto había llegado a destrozar una piscina a mordiscos. Era hora de educarle y me tocó a mí.
Lo primero que tuve que hacer fue atarle muy a pesar mío, pero tenía una fuerza tan descomunal que cuando se tiraba a por mí acababa desequilibrándome e incluso a Sandro más de una vez lo había tirado al suelo o golpeado al saltar.
Una vez atado el perro al árbol dejándole bastante movimiento, la azada pasó a ser mi gran amiga en aquellos fríos días de invierno. Corría por aquel entonces el mes de Agosto.
“Guapo” como así se llamaba el perro, pertenecía a la raza Golden Retriever, un simpático perro y cariñoso con los niños, pero este había estado criado o no criado sin límites. Destrozaba todo lo que se ponía en su camino y no atendía a ninguna llamada, sólo a la de un palo golpeado en sus costillas o a gritos histéricos.
Cómo no me di cuenta en ese mismo instante de que esa mujer era de una agresividad total? Tenía ratos de cariño y de repente, y como por arte de magia le cambiaba el carácter de una manera brutal.
Sé que me estoy yendo de un lado a otro casi sin orden cronológico, a veces tengo lagunas en mi mente de todo lo que llegué a vivir allí.
Creo que volveré a mis ventanas, esas ventanas sucias de años y ausentes de ser abiertas….
©Conxi