Blog-novela: Hasta llegar a tí...(Prólogo)
Publicado: Jue Nov 10, 2011 01:29
Estos escritos o especie de novela, están basados en hechos reales vividos por la autora, que en este caso soy yo.
Por respeto al resto de personas que en ella son mencionados, he optado por cambiar sus nombres....
Hasta llegar a ti….
Prólogo
Todas mis historias de amor habían acabado mal.
Me encontraba de nuevo en España, concretamente en el aeropuerto de Barajas en Madrid. Había viajado toda la noche, o todo el día no lo sé, la diferencia horaria y el tan mencionado jet lag me tenía desorientada. Mis maletas seguían en aquel avión que había despegado de nuevo a la tan ansiada libertad de volver a mi casa y con los míos.
El aeropuerto de Madrid-Barajas es enorme, las cuatro terminales se enlazan unas con otras. Yo debía recorrer, según el de Seguridad al cual pregunté por la terminal 4, unos veinte minutos caminando. Me pareció increíble, pero así era.
Mi vuelo había aterrizado en la terminal 1, bullía de gente.
Por megafonía se anunciaban los tan ansiados vuelos. Unos, por vacaciones, otros por trabajo, y otros como yo, volvían por fin a su casa.
Mi siguiente avión esperaba en aquella lejana terminal. Se me hicieron eternos los pasillos, las cintas mecánicas parecían no adelantar, era como en los sueños en los que corres, te esfuerzas y sigues en el mismo lugar.
Me preocupaban mis maletas, tantas veces se perdían entre los cambios o por el camino que sentía pánico.
En esas maletas iba toda mi ropa. Y cuando digo toda es que era toda. En mi casa en Barcelona, habían quedado desnudos los armarios de ropa de vestir, todo lo demás esperaba que estuviera intacto.
También viajaba en mi maleta toda la experiencia acumulada en ese bello país y aunque la historia de amor acabó mal, me enseñó a no volver a caer en los mismos errores, o eso creía yo.
Gentes que iban y venían traían ese nuevo amanecer a mi vida.
Empezaba a ser consciente de que tenía que empezar a recuperarla. Esa que dejé aquí hace un año, concretamente trece meses.
Mi familia, mi trabajo, y sobre todo mi hijo, ese que me esperaba nervioso en el aeropuerto del Prat de Barcelona.
Llegué por fin a la terminal 4, localicé la puerta de embarque que estaba impresa en el billete, pero aún así, estaba pendiente de los paneles ya que podría haber cambios.
Busqué mis cigarrillos argentinos, Philip Morris rezaba en el atado (cajetilla) y me dispuse a buscar esos pequeños receptáculos que habían improvisado en el aeropuerto para los fumadores. Ya se iba anunciando que desaparecerían con la ley antitabaco. Encendí mi cigarrillo y por las enormes cristaleras contemplaba de nuevo ese cielo español al que tanto había echado de menos.
Allí en Madrid vivían personas con las que había contactado desde Argentina, especialmente una a la que leía casi a diario y me hacía reír, dentro de la gran tristeza que asolaba mi vida allí.
No siempre fue así, viví momentos gloriosos y hasta tuve episodios sobrenaturales. No, no estoy loca, los he vivido.
Aunque he de decir que esos episodios no son nada, no hay que temer a los muertos, a los que hay que temer es a los vivos.
Dejé todo aquí en España para vivir una historia que creí de amor y así fue durantes los primeros meses. No me arrepiento de nada, tenía que vivir esa experiencia y así lo hice. No quería pasar el resto de mis días pensando en que hubiera sido si…..
En mi maleta de mano, una especie de cartera de ejecutiva, llevaba toda mi documentación, mi pluma, y esa libreta llena de escritos de mi paso por Argentina.
Olía a otoño en Madrid, era 9 de Septiembre y aunque faltaban escasas dos semanas yo venía de un crudo invierno.
Sí, allí dejaba el frío invernal mientras en España era verano.
Yo nací un 26 de Febrero del año 1962, (véase que es capicúa) en pleno invierno y mis cumpleaños los celebraba con la calefacción puesta, sin embargo allí en Argentina lo celebré metida en la piscina y cantando un caluroso cumpleaños feliz.
Había dejado allí a aquel rubio niño de mirada triste, vómitos y mareos ante mi marcha.
©Conxi
Por respeto al resto de personas que en ella son mencionados, he optado por cambiar sus nombres....
Hasta llegar a ti….
Prólogo
Todas mis historias de amor habían acabado mal.
Me encontraba de nuevo en España, concretamente en el aeropuerto de Barajas en Madrid. Había viajado toda la noche, o todo el día no lo sé, la diferencia horaria y el tan mencionado jet lag me tenía desorientada. Mis maletas seguían en aquel avión que había despegado de nuevo a la tan ansiada libertad de volver a mi casa y con los míos.
El aeropuerto de Madrid-Barajas es enorme, las cuatro terminales se enlazan unas con otras. Yo debía recorrer, según el de Seguridad al cual pregunté por la terminal 4, unos veinte minutos caminando. Me pareció increíble, pero así era.
Mi vuelo había aterrizado en la terminal 1, bullía de gente.
Por megafonía se anunciaban los tan ansiados vuelos. Unos, por vacaciones, otros por trabajo, y otros como yo, volvían por fin a su casa.
Mi siguiente avión esperaba en aquella lejana terminal. Se me hicieron eternos los pasillos, las cintas mecánicas parecían no adelantar, era como en los sueños en los que corres, te esfuerzas y sigues en el mismo lugar.
Me preocupaban mis maletas, tantas veces se perdían entre los cambios o por el camino que sentía pánico.
En esas maletas iba toda mi ropa. Y cuando digo toda es que era toda. En mi casa en Barcelona, habían quedado desnudos los armarios de ropa de vestir, todo lo demás esperaba que estuviera intacto.
También viajaba en mi maleta toda la experiencia acumulada en ese bello país y aunque la historia de amor acabó mal, me enseñó a no volver a caer en los mismos errores, o eso creía yo.
Gentes que iban y venían traían ese nuevo amanecer a mi vida.
Empezaba a ser consciente de que tenía que empezar a recuperarla. Esa que dejé aquí hace un año, concretamente trece meses.
Mi familia, mi trabajo, y sobre todo mi hijo, ese que me esperaba nervioso en el aeropuerto del Prat de Barcelona.
Llegué por fin a la terminal 4, localicé la puerta de embarque que estaba impresa en el billete, pero aún así, estaba pendiente de los paneles ya que podría haber cambios.
Busqué mis cigarrillos argentinos, Philip Morris rezaba en el atado (cajetilla) y me dispuse a buscar esos pequeños receptáculos que habían improvisado en el aeropuerto para los fumadores. Ya se iba anunciando que desaparecerían con la ley antitabaco. Encendí mi cigarrillo y por las enormes cristaleras contemplaba de nuevo ese cielo español al que tanto había echado de menos.
Allí en Madrid vivían personas con las que había contactado desde Argentina, especialmente una a la que leía casi a diario y me hacía reír, dentro de la gran tristeza que asolaba mi vida allí.
No siempre fue así, viví momentos gloriosos y hasta tuve episodios sobrenaturales. No, no estoy loca, los he vivido.
Aunque he de decir que esos episodios no son nada, no hay que temer a los muertos, a los que hay que temer es a los vivos.
Dejé todo aquí en España para vivir una historia que creí de amor y así fue durantes los primeros meses. No me arrepiento de nada, tenía que vivir esa experiencia y así lo hice. No quería pasar el resto de mis días pensando en que hubiera sido si…..
En mi maleta de mano, una especie de cartera de ejecutiva, llevaba toda mi documentación, mi pluma, y esa libreta llena de escritos de mi paso por Argentina.
Olía a otoño en Madrid, era 9 de Septiembre y aunque faltaban escasas dos semanas yo venía de un crudo invierno.
Sí, allí dejaba el frío invernal mientras en España era verano.
Yo nací un 26 de Febrero del año 1962, (véase que es capicúa) en pleno invierno y mis cumpleaños los celebraba con la calefacción puesta, sin embargo allí en Argentina lo celebré metida en la piscina y cantando un caluroso cumpleaños feliz.
Había dejado allí a aquel rubio niño de mirada triste, vómitos y mareos ante mi marcha.
©Conxi