Por entre los sándalos misteriosos, que decoraban el camino,
los tecas,y laureles junto a los pinares,dejaban escapar sus olores,
en una mezcla perfecta,de un dia soleado,parecido a los de antaño
me senté junto al arroyo de agua,y vi correr la misma,y meditaba !
imaginé el ceibo gigante,que estaba entre el templo católico,y mi casa
cerré los ojos y di paso a escuchar el trinar de las aves exóticas,
recordé los viejos tractores, que preparaban los terrenos en los abriles
y senti en mis pies,el abrazo de la tierra recién arada,que aterraba la semilla,
aquella que despues del dia de la Madre,nacía verdecita y sana, en los surcos...
escuché el rechinar del yugo,que la yunta conducía tirada por su amo
entre las acuarelas del recuerdo,vi los dias de ensueño de mi niñéz,
y entre mis cosas de valor en mi baúl,encontré aquél oráculo del amor,
un poema infantil desordenado,en mi cuaderno Don Quijote,
una piedra jade de la buena suerte,las canicas de colores y un escapulario,
me levanté y el agua se movía,yo seguí caminando junto a los cañaverales
hasta regresar a mi casa,percibí el olor de las dulces aceitunas de la plaza
ya para entoncés,la lluvia caía sin cesar y mi Madre rezaba una Oración.
Copyright © 2009 By Carlos.