Foro de poesía

Las hambrientas gaviotas se enjambran junto al barco. La pesca fue excelente, las bordas semihundidas; las nubes de la aurora le dan un bello marco, las canciones del mar se escuchan confundidas con el fuerte reír de las marinas aves. La noche ha sido larga, silenciosa y oscura; tan solo el faenar, recogiendo los frutos apresados en las redes izadas a la amura por poderosas manos de marinos enjutos, perturbó aquel silencio de la inmensa tiniebla.

Extraña a los marinos el silencio del puerto que apenas iluminan mortecinas candelas; suenan unas campanas que están tocando a muerto y hasta el barco se filtra como un olor a velas que encoge corazones y anubla voluntades. Un fúnebre presagio invade a un marinero que salta por al borda aún antes de atracar. Anoche, solo anoche, dejó triste a un lucero; pues ella no quería que se hiciese a la mar, tal vez, adivinando el fatal desenlace.

Ansioso corre a casa. Hay gente en el zaguán. Un llanto incontenible proviene de la estancia en la que cuatro cirios velando un cuerpo están, inundan el ambiente de una extraña fragancia, como un cierto perfume a muerte y santidad. Se arroja el marinero sobre el cuerpo tendido, y un grito desgarrado conmueve la alborada; se enlazan las dos almas en abrazo fundido:

-No marcharás tú más a esa mar endiablada, te quedarás conmigo para la eternidad pues esta misma tarde, juntos, habrán de sepultarnos aquí en la tierra firme y no en la odiada mar-

Félix Gala.

Doble o triple agradecimiento Karyanna. por tu visita, por tu comentario y por ser la primera y de momento la última que te has atrevido con uno de mis primeros relatos cortos. Me felicito por ello.
Un abrazo;
Félix.