AMOR ETERNO ( CAPÍTULO VII )

Inspiraciones, cartas, cuentos, narrativas, reflexiones y escritos de su autoría.

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Mariano Bequer
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AMOR ETERNO ( CAPÍTULO VII )

Mensaje por Mariano Bequer » Mié Dic 10, 2008 03:21

Continuación...

Doña Julia, siempre emocionada, comprendió entonces las palabras de Tina y mientras la escuchaba iba apareciendo por su mente, como en una película, las escenas de su primer amor, que no era precisamente su esposo, el papá de Cristina. Su primer amor había sido un chico apuesto y muy trabajador que murió al año de ser novio de ella. Realmente era, ese chico, su primer amor, su amor eterno y que a pesar de estar casada con otro hombre, jamás lo había olvidado y aún más, su esposo sabía de la existencia de ese chico porque ella se lo había contado, demostrando así la confianza de la pareja.
Aceptando el raciocinio de Tina, le dijo:
-Tienes razón hijita, el primer amor es eterno, porque tampoco yo he olvidado a mi primer novio. Y empezó a contarle su historia con ese chico. Después de concluir la narración y de hablar de muchas otras cosas acordaron que Tina le iba a presentar a Paco pero después que él le declarase su amor. Ya Tina sabía que él estaba enamorado de ella como ella de él. Sólo era cuestión de esperar el momento que Dios designe para que ambos se manifiesten su amor.

El día lunes, Paco se puso su uniforme planchado y limpio, se perfumó, se peinó y luego de desayunar se despidió de su madre para ir a su colegio, no sin antes decirle que al salir del colegio iba a ver a Tina. Ya había caminado dos cuadras y abrió su cuaderno de Literatura para sacar la hojita con el poema que iba a entregar a Tina, al no encontrarlo regresó corriendo a su casa, entró como un bólido a su cuarto para buscar la hojita, la había guardado pero no recordaba dónde. Su madre se asustó al verlo y le preguntó: -¿Qué te olvidaste hijito? ¿Qué buscas?
-Una tarea, mami, que debo llevar al colegio.
-¿Una tarea?
-Sí, mami, una tarea.
La mamá que había entrado al dormitorio de Paco para arreglarlo encontró la hoja con el poema y con el dibujo. Se la mostró a Paco y le dijo:
-¿Será ésta?
-¡Sí, sí… esa, esa es!- Le respondió Paco con nerviosismo.
-Hijito, qué hermosa tarea, seguro que te pondrán 20 puntos- le dijo su madre sonriente y a la vez comprendiendo el nerviosismo de Paco.
-Sí, sí mamita, eso espero, 20 puntos- y salió veloz como un rayo.
Al llegar a la esquina de su colegio vio a Tina y a Rebeca, se acercó presuroso y le dio un beso en la mejilla a la vez que le tomaba de la mano.
-Hola Tina.
-Hola Paquito, pensé que me habías olvidado.
-Jajaja, nooo… no digas eso, porque nunca lo haré- dijo, mientras para sí mismo se decía: Es que eres y serás mi amor eterno, chiquita mía
-¿Y para mí no hay beso?- interrumpió Rebeca.
-Sí… Oh disculpa Rebequita- y le dio un beso en la frente.
-¿Y por qué a mí un beso en la frente y a Tina en la mejilla ah?- inquirió Rebeca con curiosidad.
Paco se sorprendió por la pregunta y mientras le acariciaba la cabecita sólo atinó a decir:
-Es que eres pequeñita.
Mirando a Tina le dijo: -Tina, te prometí un poema y acá está, lo he escrito con todo el cariño del mundo y espero que te guste-.
Le entregó la hoja, la abrazó y le dio un beso, esta vez en cada mejilla.
Tina se imaginaba estar en el paraíso y al sentirse abrazada recordó que dos días antes quería escapar de los brazos de su mamá para refugiarse en los brazos de Paco. Su deseo se hacía realidad en esos hermosos y felices momentos en los que no dejaba de respirar el fragante perfume con el que Paco se había acicalado. No quería que la dejara de abrazar, pero al ver que a lo lejos se acercaba un tranvía, tuvo que aceptar retirarse de sus brazos con un tierno beso en la mejilla de Paco que también correspondió con otro igual.
Raúl y César que pasaban por el lugar vieron la romántica escena y para no interrumpirlos, siguieron su camino hacia el colegio.
En la puerta del colegio se encontraron todos.
-Hola Pirata, hola Chester- les dijo Paco bromeando.
-Hola galán, jajaja- respondió Raúl y rieron todos.
-Ya veo que estás progresando Paco jeje.
-Sí, César, creo que muy pronto se lo diré- dijo Paco refiriéndose a la declaración de amor que le diría a Tina. Conversaban ellos con los brazos en los hombros de sus compañeros. Luego de la formación de rutina en el patio, se dirigieron a su respectivo salón de clases y la conversación obligada en ese trayecto era lo que habían visto César y Raúl, y entre todos le gastaban bromas a Paco. César, Raúl, Jorge y Ernesto tenían enamorada. Guillermo no tenía pero se defendía diciendo que su enamorada era su libro, porque con su libro iba a todos sitios. No en vano era el más estudioso del grupo y siempre tenía muy buenas notas.
En el recreo de la mañana, mientras sus amigos jugaban una partida de ping-pong, Paco recordaba a cada instante el beso que le había dado a Tina y en silencio pensaba: -La próxima vez le doy un beso en la boca. De tanto pensar en eso, perdía a cada instante la partida de ping-pong con sus amigos.

Al subir al tranvía, Tina y Rebeca se sentaron en el asiento que daba al lado izquierdo para poder ver a Paco y cuando él las vio, observó que Tina le enviaba un beso volado. Con un movimiento de brazos Paco hizo ademán de capturar ese beso en el aire y mientras el tranvía se alejaba rieron los dos.
Tina, nerviosa y emocionada a la vez, en pleno viaje a su colegio, sacó de su cuaderno la hojita que Paco le había dado, la desdobló y empezó a leer:

Siempre que a mi colegio me dirigía,
una linda chica me miraba,
y de azul vestida siempre estaba
esperando que llegue el tranvía…

Leyó el poema completo, se sonrió, miró al cielo como dando gracias a Dios, dobló la hojita con mucho cuidado, lo apretó contra su pecho y pensó:
-Me quiere, y ahora lo sé. Yo también lo quiero y él debe de saberlo también-.
Luego le dio la hoja a Rebeca que, con insistente curiosidad, quería saber el contenido. Cuando Rebeca terminó de leer le dijo:
-¿Vez? Te dije que él te quería y no me equivoqué-.
Conversaron las dos de tal manera que sin darse cuenta se pasaron del colegio y la siguiente parada estaba a cuatro cuadras. Se bajaron y tuvieron que regresar corriendo hacia el colegio al que llegaron sudorosas y cansadas. Fueron casi de las últimas alumnas en entrar porque casi al instante la portera cerró la entrada. Afuera quedaban algunas alumnas rezagadas.

Ese lunes a las 4.30 de la tarde salieron los alumnos del colegio y Paco muy emocionado se dirigió a la casa de Tina no sin antes despedirse de sus amigos. Efectuó el rodeo de siempre y al llegar a casa de “su pequeña”, vio cerrada la ventana que daba a la calle, señal que ella no estaba. De pronto, y mientras trataba de mirar a través del vidrio, salió Doña Julia para regar las flores de su jardincito pequeño. Al verlo tratando de mirar por la ventana, le dijo con cara de pocos amigos y tono adusto:
-Hola jovencito ¿a quién buscas?
-Bue… bue… buenas tardes señora- dijo sorprendido -sólo pasaba… y le traigo prestado este libro a Cristina- respondió Paco tragando saliva y mostrándole un libro con las manos.
-Ella no está, pero dame el libro que cuando llegue se lo entrego. Paco le entregó el libro que doña Julia recibió y luego sorprendida pregunta en voz alta:
-¿Este libro? ¿Y para qué?. Ella no lo necesita. Paco se puso rojo de la pura vergüenza, pues le había entregado el libro de Instrucción Pre-Militar que sólo lo usaban en los colegios de hombres. Tina, por supuesto no lo necesitaba.
-Bue… bueno, no sé señora pero… ella me lo pidió- dijo Paco como para concluir la conversación. Ambos tenían el libro al mismo tiempo entre sus manos. Doña Julia tratando de recibirlo y Paco tratando de no dárselo. Por intuición Paco volteó la cara y vio a Cristina y Rebeca que llegaban del colegio.
-Disculpe señora, ya viene Cristina, le entregaré el libro a ella. Doña Julia soltó el libro y dejó que Paco se acercara a Tina, siguió regando su jardincito.
-¡Ufff… mi pequeña, menos mal… ufff.
-¿Qué pasó Paquito?
-Tu mamá me pilló.
Tina lo miró, y le dijo: -Shhhht- sorprendida y acercándose a su mamá la saludó con un:
-Hola mamita.
-Hola hijita, este jovencito- lo señaló con un movimiento de cara –te trae un libro de I.P.M. ¿Para quién es?
-¡Mamita!- se sorprendió Tina aún más, mientras en la espalda siente un golpecito que Paco le está dando –Mami, es para José pues, él no tiene ese libro y en el “Don Bosco” le piden ¿recuerdas?
-¡Ah sí, es verdad!- le respondió doña Julia.
-Sí tía -agregó Rebeca- lo necesita para estudiar porque tiene que hacer un trabajo.
La seguridad con que hablaba Rebeca convenció a doña Julia
Rebeca, otra vez salvadora, siempre era como el brazo derecho de Tina. Intervenía en el momento preciso para solucionar problemas. José era el primo hermano de Tina y fue la tabla de salvación que usó ella para sacar del apuro a Paco.
-Bueno jovencito, gracias.
-De nada señora. Me llamo Francisco pero me dicen Paco y estudio acá, en el colegio Dos de Mayo- dijo señalando a su colegio –soy amigo de Cristina y de Rebeca-.
Le extendió la mano con respeto, acción que fue respondida de la misma manera por doña Julia.
¿Ah, tú eres Paco? Ya Cristina me ha hablado de ti.
-Sí mamita, él es Paco, voy a conversar un ratito con él.
-Bueno hijita, los dejo, y no te demores.
Y doña Julia entró a la casa después de regar su jardincito.
Ya solos, Tina y Paco dieron rienda suelta a una larga conversación en la que él le comentó lo sucedido con doña Julia unos instantes atrás, del apuro en que se vio envuelto, además de la aparición salvadora de Tina y Rebeca para sacarlo de esos momentos de apremio.
Como se ve, ya coordinaban y coincidían los dos en resolver situaciones difíciles en los que estaban involucrados. Esto era un buen augurio para el amor y la atracción que ambos se sentían. De pronto Paco tomó la mano de Tina, se miraron a los ojos mientras él, suavemente, deja escapar unas palabras de sus labios:
-Eres lo más hermoso.
-Gracias por el poema Paquito, escríbeme otro, ¿me lo prometes?
-Sí “mi pequeña”, te lo prometo.
La acercó a su pecho, la abrazó, y con su mejilla acariciaba los suaves y lacios cabellos negros de Tina. Ella alzó la mirada y sus labios se buscaron. Por supuesto que se encontraron. Era el primer beso de amor que ambos experimentaban. Eran debutantes, primerizos, principiantes, novatos. Con ese beso se dijeron las más hermosas palabras que pueden decirse dos seres que se aman. Sus corazones latían veloces y acompasados, señal que indicaba que estaban de acuerdo el uno con el otro. La bilirrubina estaba al máximo. No se querían separar.
-Te amo Tina, te amo.
-Paquito, también te amo, pero no quiero que llegues tarde a tu casa, tu mamá te espera y no quisiera que por mi culpa te vuelva a llamar la atención.
-Sí, Tina mía, me voy... me voy feliz porque nos amamos los dos.
Se despidieron con otro beso más apasionado que el primero, cuando de pronto:
-¡Tinaaa…!-
-Sí mami, ya voy, me estoy despidiendo.
Doña Julia salió en el preciso momento que...

YA SE DIJERON LAS PALABRAS MAS HERMOSAS QUE SUS OÍDOS QUERÍAN ESCUCHAR. SUS LABIOS SE BESARON. ¿DOÑA JULIA LOS HABRÁ VISTO? ¿CUÁL SERÁ SU REACCIÓN? ¿QUÉ HARÁN TINA Y PACO? TE ENTERARÁS SI LEES EL SIGUIENTE CAPÍTULO. NO DEJES DE LEERLO.

Continuará...
Última edición por Mariano Bequer el Jue Dic 11, 2008 04:56, editado 1 vez en total.
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Re: AMOR ETERNO ( CAPÍTULO VII )

Mensaje por amorcielo » Jue Dic 11, 2008 03:21

Que bonita hsitoria, el primer beso de los dos, como dices con el beso se dijeron todo ;) ah y se me hace que si los cacho su mama :mrgreen:
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Mariano Bequer
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Re: AMOR ETERNO ( CAPÍTULO VII )

Mensaje por Mariano Bequer » Jue Dic 11, 2008 23:31

amorcielo escribió:Que bonita hsitoria, el primer beso de los dos, como dices con el beso se dijeron todo ;) ah y se me hace que si los cacho su mama :mrgreen:
amorcielo... gracias por seguir mi novelita, te aseguro amiguita que te va a gustar y te sorprenderás mucho... bueno en este capítulo sólo el 65% fué real. Espero que el 35% de ficción restante no te defraude. Besos amiguita y ya postearé el capítulo VIII. Besos.

Mariano Bequer.
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