
Corazón engualichado
¿Por qué encierras mi corazón? Si tú no lo quieres porque no puedo dejar de quererte, tan solo quiero llorar de desesperación. Con heridas que todavía no son cicatrices busco a alguien que me acaricie y me cure lo herido. Pero como era lo imaginado, todavía no puedo olvidarte… ¿será que me han engualichado? El olvido nunca se asoma en mi ventana no siquiera me señala, como lograr olvidar esa sonrisa tan brillante. Pasan los días y sigo poseído por este amor que te tengo y ya meda hasta escalofríos.
Tirito de frio, por ese corazón tan sombrío que tienes, manipulas como se antojas y a todos atrás tuyo tienes… podrías pisar a todos como alfombra roja si tu quieres…
Una mujer tan hermosa, ¿Por qué se fijaría en este paisaje? Debo sacarme esa intención de abrazarte.
¡Aleluya!, grito por la mañana, al pensar que logre olvidarte… hasta que pasaste por mi ventana. Otra vez a sufrir como una rutina… dulce condena seguir por el camino que tú hiciste, camino detrás de ti para ir a la escuela… miro al cielo y me pregunto… ¿porque pasa enfrente de mi casa si vive del otro lado de la escuela? Cuando me di cuenta a mi lado tú estabas.
¿Que se trae entre mano esta muchacha tan brava? Al rato me dijiste con voz timidita…
- ¿Eh eh! Podría acompañarte? Haciéndome el interesante pero mordiéndome los labios te respondí ¡CLARO! Tan emocionado por tenerte a mi lado… pero la tentación pudo más que el santo, y te abrase… esperaba tu respuesta con un cachetazo pero a mi cintura quedaste con tus manos agarradas.
Y me dijiste, ¡hace mucho te estaba esperando!
Tirito de frio, por ese corazón tan sombrío que tienes, manipulas como se antojas y a todos atrás tuyo tienes… podrías pisar a todos como alfombra roja si tu quieres…
Una mujer tan hermosa, ¿Por qué se fijaría en este paisaje? Debo sacarme esa intención de abrazarte.
¡Aleluya!, grito por la mañana, al pensar que logre olvidarte… hasta que pasaste por mi ventana. Otra vez a sufrir como una rutina… dulce condena seguir por el camino que tú hiciste, camino detrás de ti para ir a la escuela… miro al cielo y me pregunto… ¿porque pasa enfrente de mi casa si vive del otro lado de la escuela? Cuando me di cuenta a mi lado tú estabas.
¿Que se trae entre mano esta muchacha tan brava? Al rato me dijiste con voz timidita…
- ¿Eh eh! Podría acompañarte? Haciéndome el interesante pero mordiéndome los labios te respondí ¡CLARO! Tan emocionado por tenerte a mi lado… pero la tentación pudo más que el santo, y te abrase… esperaba tu respuesta con un cachetazo pero a mi cintura quedaste con tus manos agarradas.
Y me dijiste, ¡hace mucho te estaba esperando!