Poema=Mamá, Papá... Quiero que me den el divorcio!!
Rachel Kingsley todavía se niega a aceptar que la ley la separó de su hijo de doce años. Sus ojos se llenan de lágrimas con frecuencia y con sus manos apretadas intenta explicar su frustración. El 25 de septiembre del año pasado en Orlando, Estados Unidos, un juez la divorció de su hijo Gregory, es decir, que dio por terminados los derechos de esta madre sobre su hijo.
Todo comenzó porque esta mesera norteamericana no estuvo mucho tiempo con su hijo, pero afirma que eso es muy distinto a abandonarlo. “Gregory vi vió conmigo hasta que cumplió cinco años. Después, fue a visitar a su papá y él lo retuvo contra mi voluntad por seis años”, relata Rachel. Gregory volvió con ella y sus hermanos menores durante once meses, hasta que se declaró económicamente incapaz de mantenerlos. Entonces el muchacho fue enviado a un hogar sustituto. “Yo lo visité con regularidad. Hice lo posible por continuar unidos.
De repente el Servicio de Salud y Rehabilitación, HRS, me dijo que no podía hablar con él. Fue la única vez que no estuvimos en contacto”.... Pero el muchacho ha contado una historia algo distinta. En los pasados ocho años de su vida, vio a su madre tan sólo siete meses. El resto del tiempo lo pasó con su padre, quien renunció a sus derechos sobre él en favor de familias sustitutas u orfanatos. Cuando el juez le preguntó por qué quería el divorcio, el muchachito respondió: “Sólo pretendo ser feliz”.
Su batalla comenzó cuando George Russ, abogado, visitó el orfanato y se conocieron. El joven vivió con Russ, su esposa y sus ocho hijos hasta que la madre del muchacho intentó recuperarlo. El ya no quería saber nada de ella. Entonces George Russ le dijo que tenía derecho a defender sus intereses. Rachel comprende los sentimientos de su hijo. El no fue infeliz conmigo. Lo que temía era que si volvía a mi lado, tendría que regresar a un hogar sustituto”, afirma. “No me dieron la oportunidad de comprobarle que la situación había mejorado.
Yo me ofrecí a mudarme a La Florida para someterme a terapia con Gregory. Si las cosas no funcionaban después de un año, estaba dispuesta a firmar los papeles para la adopción. Ellos no aceptaron mi oferta”. Representado por un abogado, Gregory fue a la Corte y escuchó a los testigos acusar a su madre de prostitución, negligencia, abuso y drogadicción. Sobre estas acusaciones, la abogada de Rachel, Jane Carey, afirma que son falsas. “Nosotros apelamos el fallo, porque la evidencia presentada no comprobó las acusaciones. Mi cliente no tiene historial criminal. Antes del juicio no se le hicieron tales alegatos. Lo único que ha tenido en su contra es la pobreza”. Rachel también niega los cargos. “Nada de eso se comprobó, como si se ha comprobado que tengo la capacidad de criar a mis hijos.
Los dos menores viven conmigo”. Ella cree que la intención de Russ desde el principio era adoptar a Gregory, y opina que su hijo no tiene la madurez para haber acudida un abogado por su propia cuenta. “Si él es tan inteligente para hacerlo ¿por qué antes no fue capaz de llamar al Servicio de Salud y Rehabilitación y denunciar su situación? ¿Por qué sus alegatos no surgieron hasta estar con sus abogados?
Rachel no piensa descansar hasta que recupere a su hijo. “Ese veredicto fue injusto. Ha sido difícil para mi familia y para mí”, dice. “Yo no puedo aceptar la pérdida de Gregory, porque él sigue existiendo. ¡No ha muerto!”. Ella está dispuesta a seguir adelante por eso en su momento apeló el fallo. Según el abogado familiar de Miami, el cubano Adolfo Koss, el caso de Gregory no es el primero, ni sera el ultimo.
Christ_Velan
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