LÓGICA PARA VIVIR
Publicado: Mié May 23, 2012 04:01
Hace mucho que te busco, desde siempre y no te hallé.
Te he soñado de una forma, de una manera que no sé.
Imaginado, idealizado, enaltecido, ennoblecido, he pensado mucho en ti.
Han pasado tantos años, muchos más que imaginé,
sigo andando los senderos mas de ti, yo nada sé.
¿Cuál tu nombre?, desconozco y cuestiono a quien me escuche si lo discierne
y lo busco entre otros nombres y, al no hallarlo, intento inventarlo mas…
es inútil, nada hay.
¡Eres!, ¿quién eres? Un misterio para mí, el Misterio que consigue dar sentido a todo
esto, que obtiene de mis lágrimas una fuente inagotable para aliviar mi sed.
Esa sed que se acrecienta por el largo caminar,
de escudriñarte y siempre hacerlo, sin poderte ni atinar.
Dicen que eras, que eres y que serás.
Dicen que sin ti no hay principio, si no fueras, no hay final.
Dicen que hablas en silencio, que murmuras en el viento, que acaricias en la flor;
que detienes tempestades, que sondeas corazones,
que guías descaminados, que en tus manos cabe un mar.
Dicen que das al que pide, que socorres al que clama,
que consuelas al sufriente y custodias caminantes.
Dicen que tus huellas son certeza de llegar;
tus sentencias irrefutables verdades
y que alumbras las tinieblas sin siquiera parpadear.
Yo te busco, me cautiva tu mirar y tus ojos quiero encontrar.
Te he escarbado en muchos lados,
en sonrisas, en jolgorios, en las flores y en el mar.
Te he buscado en las tormentas y mis noches de soledad.
Te he explorado en las alturas y también en el final.
Te he husmeado en mis sueños y en cada realidad.
Te he rastreado en los niños, en ancianos y en la gente en general;
en la mano tendida, en la palabra de ánimo, en el abrazo sincero,
en el silencio elocuente…
mas, no estás…
Vida. Abro los ojos al mundo y me pregunto nuevamente
¿dónde estás? ¡Hoy necesito inventarte!
He pedido al mundo entero una sentido de vivir,
un algo que ayude a los miembros tullidos a seguir, a continuar.
He oteado a las alturas y pedido a la golondrina volar;
observado al firmamento y solicitado continuar;
he buscado entre la gente y he querido gritar ¡¿por qué vivo?!
mas, todos caminan de prisa, sin saber ni a dónde van.
He mirado aquella rosa y en su perfume un argumento quise hallar;
me he tendido en la arena para su frescor encontrar.
Y en toda esta aventura de buscar y nunca hallar,
he perdido la esperanza para poder continuar.
Agobiada mi osamenta se ha dejado derrumbar,
por el peso de la angustia, del vacío y soledad.
Quiero gritar, mas no puedo,
la reseca garganta ya no puede gesticular.
Derrumbada, como despojo en el suelo,
en un piso q es mi morada y que ahora desconozco,
en que no resisto seguir. Me dejo estar.
Sin embargo, aunque tenuemente, te demando.
Voy perdiendo la conciencia y, junto con mi cuerpo que va dejando de ser,
alejándose de igual forma va la idea de poderte contener.
¿Qué más queda? La nada, el vacío, el no ser…
pero dentro, muy dentro, y aunque quiero no la puedo detener,
me domina la pregunta ¿y si Eres?
Ya me ausento, ya me voy, ya soy nada, casi nada,
me indistingo de la vida, me confundo con no ser,
pero sigo, sin quererlo, sin buscarlo, sin poderme contener,
buscando y preguntando, a la nada que me envuelve ¿quién es Él?
No es posible haber inquirido algo que nunca existió.
No es posible haber deseado lo que no se conoció.
No es posible haber andado tanto tiempo hacia ningún lugar.
No es posible haber vivido con una vida que no fue.
Ya no avistan mis nublados ojos, enceguezco, me voy perdiendo en el no ser…
Allá y no puedo decir dónde porque ya nada consigo distinguir,
apenas diviso, erguida una cruz maltrecha… ¡ya deliro!
Con voz suave pero clara, Tú me dices:
-sí te escucho, no me cabe duda alguna, no sabría el por qué-
que Eres el que eras y el que serás…
Y distingo entre neblinas tu figura magistral,
que se desclava del madero y me viene a levantar.
Con ternura que nunca en vida hallé, me estrechas suavemente contra ti y,
junto al gozo de saberte acertado y saberme reparada,
distingo las punzadas de tus clavos, de la lanza, que me hieren mas yo sé,
que mil veces en mi cuerpo las sentí queriendo huir,
y me rebelé, y mil veces pregunté ¡¿por qué?!
¡Qué benevolencia! Junto al dolor reconocido y mil veces padecido,
gusto ahora en mi cuerpo ya casi desparecido, el dulce abrazo
del por qué de seguir vivo y, mientras cada una de las espinas de tu testa,
encuentra su lugar en la mía tantas veces perforada,
respiro profundo dispuesta a seguir viviendo-muriendo.
Te he buscado, sí, ¡te he buscado tanto!
Y recién cuando he llegado a lo insondable de la vida que es la muerte,
a la no espera del que espera y nada halla;
recién ahora que se funde mi solitario dolor con el Tuyo,
esta vida cobra sentido, esta vida que no es vida sino en la Vida.
Puedo dejar que me indultes y endereces. Hoy más
-porque lo hiciste cada día sin siquiera yo saberlo-
viendo la gloria que te envuelve… en la cruz.
No hay ya flores, ni golondrinas, ni mares, ni tempestades;
no hay bullicio del gentío que camina sin sentido;
no hay anocheceres sombríos ni pesados nubarrones…
no hay ese buscarte y buscarte y buscarte, sin saber dónde y sin sentido.
No hay más preguntas.
Ahora somos solo Tú y yo, fundidos inexplicablemente
en un Amor doloroso y en un Dolor amoroso,
en que Tú Eres y yo solo tu sombra.
Eternamente Eras mas no lo sabía.
Éste buscarte incesante, aplastante y consumiente,
Hoy termina en este abrazo crucificante y glorificante,
en este ciclo Pascual de morir para vivir y vivir para morir.
Amaneció. Eres, Estás, hay todavía una razón para vivir…
EMAIL: gzma63@gmail.com
Te he soñado de una forma, de una manera que no sé.
Imaginado, idealizado, enaltecido, ennoblecido, he pensado mucho en ti.
Han pasado tantos años, muchos más que imaginé,
sigo andando los senderos mas de ti, yo nada sé.
¿Cuál tu nombre?, desconozco y cuestiono a quien me escuche si lo discierne
y lo busco entre otros nombres y, al no hallarlo, intento inventarlo mas…
es inútil, nada hay.
¡Eres!, ¿quién eres? Un misterio para mí, el Misterio que consigue dar sentido a todo
esto, que obtiene de mis lágrimas una fuente inagotable para aliviar mi sed.
Esa sed que se acrecienta por el largo caminar,
de escudriñarte y siempre hacerlo, sin poderte ni atinar.
Dicen que eras, que eres y que serás.
Dicen que sin ti no hay principio, si no fueras, no hay final.
Dicen que hablas en silencio, que murmuras en el viento, que acaricias en la flor;
que detienes tempestades, que sondeas corazones,
que guías descaminados, que en tus manos cabe un mar.
Dicen que das al que pide, que socorres al que clama,
que consuelas al sufriente y custodias caminantes.
Dicen que tus huellas son certeza de llegar;
tus sentencias irrefutables verdades
y que alumbras las tinieblas sin siquiera parpadear.
Yo te busco, me cautiva tu mirar y tus ojos quiero encontrar.
Te he escarbado en muchos lados,
en sonrisas, en jolgorios, en las flores y en el mar.
Te he buscado en las tormentas y mis noches de soledad.
Te he explorado en las alturas y también en el final.
Te he husmeado en mis sueños y en cada realidad.
Te he rastreado en los niños, en ancianos y en la gente en general;
en la mano tendida, en la palabra de ánimo, en el abrazo sincero,
en el silencio elocuente…
mas, no estás…
Vida. Abro los ojos al mundo y me pregunto nuevamente
¿dónde estás? ¡Hoy necesito inventarte!
He pedido al mundo entero una sentido de vivir,
un algo que ayude a los miembros tullidos a seguir, a continuar.
He oteado a las alturas y pedido a la golondrina volar;
observado al firmamento y solicitado continuar;
he buscado entre la gente y he querido gritar ¡¿por qué vivo?!
mas, todos caminan de prisa, sin saber ni a dónde van.
He mirado aquella rosa y en su perfume un argumento quise hallar;
me he tendido en la arena para su frescor encontrar.
Y en toda esta aventura de buscar y nunca hallar,
he perdido la esperanza para poder continuar.
Agobiada mi osamenta se ha dejado derrumbar,
por el peso de la angustia, del vacío y soledad.
Quiero gritar, mas no puedo,
la reseca garganta ya no puede gesticular.
Derrumbada, como despojo en el suelo,
en un piso q es mi morada y que ahora desconozco,
en que no resisto seguir. Me dejo estar.
Sin embargo, aunque tenuemente, te demando.
Voy perdiendo la conciencia y, junto con mi cuerpo que va dejando de ser,
alejándose de igual forma va la idea de poderte contener.
¿Qué más queda? La nada, el vacío, el no ser…
pero dentro, muy dentro, y aunque quiero no la puedo detener,
me domina la pregunta ¿y si Eres?
Ya me ausento, ya me voy, ya soy nada, casi nada,
me indistingo de la vida, me confundo con no ser,
pero sigo, sin quererlo, sin buscarlo, sin poderme contener,
buscando y preguntando, a la nada que me envuelve ¿quién es Él?
No es posible haber inquirido algo que nunca existió.
No es posible haber deseado lo que no se conoció.
No es posible haber andado tanto tiempo hacia ningún lugar.
No es posible haber vivido con una vida que no fue.
Ya no avistan mis nublados ojos, enceguezco, me voy perdiendo en el no ser…
Allá y no puedo decir dónde porque ya nada consigo distinguir,
apenas diviso, erguida una cruz maltrecha… ¡ya deliro!
Con voz suave pero clara, Tú me dices:
-sí te escucho, no me cabe duda alguna, no sabría el por qué-
que Eres el que eras y el que serás…
Y distingo entre neblinas tu figura magistral,
que se desclava del madero y me viene a levantar.
Con ternura que nunca en vida hallé, me estrechas suavemente contra ti y,
junto al gozo de saberte acertado y saberme reparada,
distingo las punzadas de tus clavos, de la lanza, que me hieren mas yo sé,
que mil veces en mi cuerpo las sentí queriendo huir,
y me rebelé, y mil veces pregunté ¡¿por qué?!
¡Qué benevolencia! Junto al dolor reconocido y mil veces padecido,
gusto ahora en mi cuerpo ya casi desparecido, el dulce abrazo
del por qué de seguir vivo y, mientras cada una de las espinas de tu testa,
encuentra su lugar en la mía tantas veces perforada,
respiro profundo dispuesta a seguir viviendo-muriendo.
Te he buscado, sí, ¡te he buscado tanto!
Y recién cuando he llegado a lo insondable de la vida que es la muerte,
a la no espera del que espera y nada halla;
recién ahora que se funde mi solitario dolor con el Tuyo,
esta vida cobra sentido, esta vida que no es vida sino en la Vida.
Puedo dejar que me indultes y endereces. Hoy más
-porque lo hiciste cada día sin siquiera yo saberlo-
viendo la gloria que te envuelve… en la cruz.
No hay ya flores, ni golondrinas, ni mares, ni tempestades;
no hay bullicio del gentío que camina sin sentido;
no hay anocheceres sombríos ni pesados nubarrones…
no hay ese buscarte y buscarte y buscarte, sin saber dónde y sin sentido.
No hay más preguntas.
Ahora somos solo Tú y yo, fundidos inexplicablemente
en un Amor doloroso y en un Dolor amoroso,
en que Tú Eres y yo solo tu sombra.
Eternamente Eras mas no lo sabía.
Éste buscarte incesante, aplastante y consumiente,
Hoy termina en este abrazo crucificante y glorificante,
en este ciclo Pascual de morir para vivir y vivir para morir.
Amaneció. Eres, Estás, hay todavía una razón para vivir…
EMAIL: gzma63@gmail.com