UNA NOCHE DE ESTAS
Publicado: Dom Jun 06, 2010 08:36
Yo soy un viejo que viene de lejos
y trae sus mejillas escarchadas,
el cuerpo desnudo sufrido de amnesia y de sol en los inviernos.
Las horas me discuten en su asamblea
y me dicen que mi amor se continúa como en un sudario,
de espejo en espejo,
que mi sangre es un cielo que oculta la sed de mis muertos,
que estigmas tiene la vida incrustados en la piel
y el que no tiene fe corteja los desastres,
el que no tiene fe invita a su desgracia
porque la fe no es un bálsamo,
no se disuelve curando heridas, más bien es un ácido
que corroe y enciende las obsesiones y el pavor,
un humo de follaje que clama si es que hay un cielo
donde doce uvas dulces darán el vino,
un ácido sabor que ahueca los huesos para pedir indulgencia
alivianándolos para el remoto anuncio de los elegidos.
Acaso el vértigo de una bala que deja sus visiones áridas de universo,
la fe del polvo prendido al zapato de un viejo samaritano,
Fe que escucha ungiendo los pies
que lleva esa ánima tan dolorida y tan insegura,
con este cuerpo como un cascote desprendido de los muros
que cae como un ladrón a su penitencia.
Fe de consuelos en la jaula en que cantamos adorando,
desvariando, nuevos ídolos hasta caer muy sucios
y volviendo a levantarse, raspar la tierra con las uñas,
clamar la sangre en el vértigo
hasta los bordes mismos de la lágrima y el pavor,
chillar como un abejorro atropellado por las sombras
y volver a poner las manos para ser agujereadas
y la cabeza para ser espolón de los abismos,
como una hilada de cristos que caen y se levantan de sus cruces.
Porque soy visible como la proa de un navío fantasma,
como un alma o una virgen que se abre desnuda en la lejanía,
porque soy un execrable error de madreperla incrustado a la roca
ya no quiero mirar atrás.
Solamente fe de turbiones
Fe de colores pido llevar en mi pipa cuando caiga
mismamente al misterio
una noche de estas.
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y trae sus mejillas escarchadas,
el cuerpo desnudo sufrido de amnesia y de sol en los inviernos.
Las horas me discuten en su asamblea
y me dicen que mi amor se continúa como en un sudario,
de espejo en espejo,
que mi sangre es un cielo que oculta la sed de mis muertos,
que estigmas tiene la vida incrustados en la piel
y el que no tiene fe corteja los desastres,
el que no tiene fe invita a su desgracia
porque la fe no es un bálsamo,
no se disuelve curando heridas, más bien es un ácido
que corroe y enciende las obsesiones y el pavor,
un humo de follaje que clama si es que hay un cielo
donde doce uvas dulces darán el vino,
un ácido sabor que ahueca los huesos para pedir indulgencia
alivianándolos para el remoto anuncio de los elegidos.
Acaso el vértigo de una bala que deja sus visiones áridas de universo,
la fe del polvo prendido al zapato de un viejo samaritano,
Fe que escucha ungiendo los pies
que lleva esa ánima tan dolorida y tan insegura,
con este cuerpo como un cascote desprendido de los muros
que cae como un ladrón a su penitencia.
Fe de consuelos en la jaula en que cantamos adorando,
desvariando, nuevos ídolos hasta caer muy sucios
y volviendo a levantarse, raspar la tierra con las uñas,
clamar la sangre en el vértigo
hasta los bordes mismos de la lágrima y el pavor,
chillar como un abejorro atropellado por las sombras
y volver a poner las manos para ser agujereadas
y la cabeza para ser espolón de los abismos,
como una hilada de cristos que caen y se levantan de sus cruces.
Porque soy visible como la proa de un navío fantasma,
como un alma o una virgen que se abre desnuda en la lejanía,
porque soy un execrable error de madreperla incrustado a la roca
ya no quiero mirar atrás.
Solamente fe de turbiones
Fe de colores pido llevar en mi pipa cuando caiga
mismamente al misterio
una noche de estas.
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