Poemas de mujeres feministas
Publicado: Vie Jun 04, 2021 12:49
Chloe Maria Valdivieso del poemario La puta del diablo:
Tu boca es como un funeral
cada vez siento la prueba de mi muerte
y las callejeras heridas ya sabemos sobrevivir.
Escribir poemas en aquella Ibiza de pandemia. No querer morir en cataratas cristalinas quemada por un fuego interior.
Aquella noche desee nadar mar adentro quiero dejar de flotar en la miseria.
Las cenizas se reflejan en cada sombra la naturaleza se confiesa en cada paso
y solo escucho gritos dentro de mi estómago.
Y mis labios ya están llenos de sal besando cada herida que cicatriza.
En el filo del mundo veo pasar el largo desfile de lo absurdo máscaras de poder.
Ya no me intimidas ni los golpes.
Hicieron falta mil lunas para volver a caminar.
-
SHIRLEY CAMPBELL del libro Rotundamente negra
Me niego rotundamente
A negar mi voz,
Mi sangre y mi piel.
Y me niego rotundamente
A dejar de ser yo,
A dejar de sentirme bien
Cuando miro mi rostro en el espejo
Con mi boca
Rotundamente grande,
Y mi nariz
Rotundamente hermosa,
Y mis dientes
Rotundamente blancos,
Y mi piel valientemente negra.
Y me niego categóricamente
A dejar de hablar
Mi lengua, mi acento y mi historia.
Y me niego absolutamente
A ser parte de los que callan,
De los que temen,
De los que lloran.
Porque me acepto
Rotundamente libre,
Rotundamente negra,
Rotundamente hermosa
-
Gata Cattana libro No vine a ser carne
Algo más
Para mí nunca nada es suficiente.
Me da igual que me cantes serenatas
o que conquistes ciudades en regiones
bárbaras bajo mi estandarte
o que lleves mi estandarte a Mercurio o a Urano.
Incluso aunque lo clavaras
en el cabecero de tu cama,
seguiría pareciéndome insuficiente.
Y haces bien en no regalarme flores.
Haces bien, porque ni las magnolias
ni los claveles ni los tulipanes,
ni siquiera las rosas negras,
me conmueven lo más mínimo
ni me parecen una honda declaración.
Ni siquiera los chocolates.
Ni siquiera las noches
en que te muestras elocuente.
Tu boca es como un funeral
cada vez siento la prueba de mi muerte
y las callejeras heridas ya sabemos sobrevivir.
Escribir poemas en aquella Ibiza de pandemia. No querer morir en cataratas cristalinas quemada por un fuego interior.
Aquella noche desee nadar mar adentro quiero dejar de flotar en la miseria.
Las cenizas se reflejan en cada sombra la naturaleza se confiesa en cada paso
y solo escucho gritos dentro de mi estómago.
Y mis labios ya están llenos de sal besando cada herida que cicatriza.
En el filo del mundo veo pasar el largo desfile de lo absurdo máscaras de poder.
Ya no me intimidas ni los golpes.
Hicieron falta mil lunas para volver a caminar.
-
SHIRLEY CAMPBELL del libro Rotundamente negra
Me niego rotundamente
A negar mi voz,
Mi sangre y mi piel.
Y me niego rotundamente
A dejar de ser yo,
A dejar de sentirme bien
Cuando miro mi rostro en el espejo
Con mi boca
Rotundamente grande,
Y mi nariz
Rotundamente hermosa,
Y mis dientes
Rotundamente blancos,
Y mi piel valientemente negra.
Y me niego categóricamente
A dejar de hablar
Mi lengua, mi acento y mi historia.
Y me niego absolutamente
A ser parte de los que callan,
De los que temen,
De los que lloran.
Porque me acepto
Rotundamente libre,
Rotundamente negra,
Rotundamente hermosa
-
Gata Cattana libro No vine a ser carne
Algo más
Para mí nunca nada es suficiente.
Me da igual que me cantes serenatas
o que conquistes ciudades en regiones
bárbaras bajo mi estandarte
o que lleves mi estandarte a Mercurio o a Urano.
Incluso aunque lo clavaras
en el cabecero de tu cama,
seguiría pareciéndome insuficiente.
Y haces bien en no regalarme flores.
Haces bien, porque ni las magnolias
ni los claveles ni los tulipanes,
ni siquiera las rosas negras,
me conmueven lo más mínimo
ni me parecen una honda declaración.
Ni siquiera los chocolates.
Ni siquiera las noches
en que te muestras elocuente.