tiene vistas al norte, está enfrente, delante,
pues a veces la miro como a un lienzo gigante
donde un bello paisaje contemplo en la mañana.
Teñida de azul veo la montaña lejana
del horizonte al fondo, grandiosa , arrogante
dueña de todo el valle cual guardián vigilante
de aquel inmenso bosque y aquella filigrana
de delicadas plantas que junto a hermosas flores
de grandes margaritas y orquídeas divinas,
pintaban aquel prado de impolutos colores.
Y hasta el pequeño río, de aguas cristalinas
de lejos se escuchaban melodiosos rumores
al rozar en las piedras las aguas danzarinas
Cerrando las cortinas,
yo tiré los pinceles y susurré muy quedo
a ese Pintor del cielo copiarlo, yo no puedo.
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