escribí mi pasión consternada,
abrazando el insomnio hechicero.
Y aferré mi ilusión al sendero
que acrisola la ruta esperada,
en el iris de azul derrotero.
Escapé del desdén prisionero
defendiendo la ilusa morada,
con la fiel decisión impregnada
de vencer el dolor lastimero.
No traiciona el pesar embustero
la visión de la estrella anhelada,
que se ilustra en la joya prendada
del amor cual sublime escudero.
Aimée Granado Oreña ©
Agosto 16 / 2013
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