Ofelia
Publicado: Lun Abr 01, 2013 22:19
Sobre las aguas yace suspendida
la contemplan curiosas las estrellas
acunada por lirios y sin vida
va flotando la pálida doncella.
La corriente la arrastra por el río,
la balancea, cuerpo de camelia.
Se lleva la razón del desvarío,
el alma blanca de la dulce Ofelia.
La brisa de la noche le murmura
con su canción de amor desesperada.
La joven que murió por su locura
al infinito clava la mirada.
El viento la desnuda de un suspiro,
los ajados nenúfares le lloran
al lado de sus trenzas dando giros,
las ramas de los sauces la coronan.
A veces la detiene alguna caña
que en sus pies la desvía del camino.
En sus hombros se pliega la espadaña
y en lo hondo de la noche se oye un trino.
Un canto de los cielos misterioso
resuena sobre el bosque milenario
al vaivén de las hojas tembloroso.
Sobre su rostro un velo de sudario.
¡Oh mi preciosa Ofelia!, te perdiste
arrancada en la flor de la belleza...
tu roto corazón se quedó triste
y el sueño te ha nublado la cabeza.
Pensabas que en la fría Dinamarca
algun príncipe loco, un desdichado
te daría el amor, y fue la parca
quien te precipitó en el río helado.
Buscabas ese beso apasionado
que te fundiera el alma por la boca.
El sol se te apagó, limón dorado
y amarga se volvió tu canción loca.
Y aún cuentan las lenguas que no has muerto
y vienes en las noches de la luna
llena a cortar las flores del desierto
donde te envió la mísera fortuna.
Sobre las aguas yace suspendida
la contemplan llorando las estrellas
acunada por lirios y sin vida
como durmiendo, pálida doncella.
la contemplan curiosas las estrellas
acunada por lirios y sin vida
va flotando la pálida doncella.
La corriente la arrastra por el río,
la balancea, cuerpo de camelia.
Se lleva la razón del desvarío,
el alma blanca de la dulce Ofelia.
La brisa de la noche le murmura
con su canción de amor desesperada.
La joven que murió por su locura
al infinito clava la mirada.
El viento la desnuda de un suspiro,
los ajados nenúfares le lloran
al lado de sus trenzas dando giros,
las ramas de los sauces la coronan.
A veces la detiene alguna caña
que en sus pies la desvía del camino.
En sus hombros se pliega la espadaña
y en lo hondo de la noche se oye un trino.
Un canto de los cielos misterioso
resuena sobre el bosque milenario
al vaivén de las hojas tembloroso.
Sobre su rostro un velo de sudario.
¡Oh mi preciosa Ofelia!, te perdiste
arrancada en la flor de la belleza...
tu roto corazón se quedó triste
y el sueño te ha nublado la cabeza.
Pensabas que en la fría Dinamarca
algun príncipe loco, un desdichado
te daría el amor, y fue la parca
quien te precipitó en el río helado.
Buscabas ese beso apasionado
que te fundiera el alma por la boca.
El sol se te apagó, limón dorado
y amarga se volvió tu canción loca.
Y aún cuentan las lenguas que no has muerto
y vienes en las noches de la luna
llena a cortar las flores del desierto
donde te envió la mísera fortuna.
Sobre las aguas yace suspendida
la contemplan llorando las estrellas
acunada por lirios y sin vida
como durmiendo, pálida doncella.