
En medio de mi canto y soledades
do la ninfa sonriente se prepara
nací para mirar entre la clara
y augusta probidad de tus verdades.
Excelsa y bella a todas las edades,
un fatuo resoplar no es cosa rara
y el véspero de ayer que me trazara
tu esencia perspicaz y voluntades.
Triscad mis glorias y venturas puestas
do la espelunca aguarda con la blonda,
vestigios de titánicas propuestas
y el resollar en la montaña oronda…
¡Ambiente que perlino manifiestas
la musa campesina entre tu fronda!
II
Venid y disfrutad cómo arrebata
la espuma del riachuelo en el concierto
y en el ramal que cruje al descubierto
un ruiseñor en plena serenata.
Escúchese la mágica posdata,
nenúfar titilante, ya encubierto;
y un caracol con su dominio incierto
en vano se desvive y se retrata.
Doblégate jaguar, abre tus fauces,
y mira con vigor todo el encanto,
llevas la estampa viva entre tus cauces,
la luna te seduce con su manto…
y en el fortísimo esplendor mil sauces
arropan sin dolor todo su llanto.
III
De oriente el sol, tan rojo y cremesino
saluda entre la aurora recitante,
mientras la musa en tono provocante
adula mi soneto peregrino.
No con percal de zafio remolino,
el bosque guarda con virtud labrante,
pues tu celaje azul como diamante,
occiduo permanece al golondrino.
La nube se levanta con premura,
diríjase al lugar donde se crea
tormenta sensorial, su partitura,
la flor que le pigmenta su librea;
¡y a ti mujer de altiva vestidura,
escríbase mi verso con su idea!
IV
Del toque natural soy distintivo
mi noche rústica fijó el arrullo,
la vida provinciana gime orgullo
y el azafrán se muestra permisivo.
No acabará mi verso reflexivo,
tu beso nocturnal dice en murmullo
las églogas benditas y el capullo
tan blanco y tan sedoso… lo cultivo.
¿A dónde se dirige mi soneto
que busca celebrar sus esponsales
entre vaivén del tálamo secreto
y el palpitar de cánticos joviales?
¡La llama púrpura cubrió el decreto,
el resonar del valle en tus rosales!
Corazón de Jaguar ©
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