Ana, Esther, Safo y Solina,
Solina, Esther, Safo y Ana
no dejéis para mañana
tan mal simulada inquina.
Son los celos cual neblina
que claro os impiden ver.
Safo, Ana, Solina, Esther,
de vosotras ni me zafo,
Esther, Solina, Ana y Safo
ni me dais vuestro querer.
A Solina
Que tu por mi amor luchaste…
si me dejaste tirado...
Lo mucho que yo te he dado
y lo mal que me pagaste.
Otro galán encontraste
más joven, rico y apuesto;
al parecer más dispuesto
a tus caprichos y lujos.
Se acabaron los tapujos.
Lo tuyo es el presupuesto.
A Esther
Reinaste en mi corazón…
y no fue reinar antaño
sigues en el trono hogaño
con la misma sinrazón.
Lo nuestro es casi obsesión;
yo siempre alfombra a tus pies
y tu siempre de través
mirándome de perfil.
Nunca amante más gentil
sufriera tanto revés.
A Safo
Hablas de cerrar tu puerta
alegando no sé qué;
no hagas más el paripé
nunca la tuviste abierta.
Yo pensaba que mi oferta
de amor sincero y vibrante
resultaría… interesante.
Pero se ve que a mis flores
lo mismo que a mis amores
les faltaba un gran diamante.
A Ana
Ya ves que están descartadas
tus tres posibles rivales.
¿Necesitas más avales?
¿Son suficientes coartadas?
Las dejó descolocadas
que vinieras a reinar.
No te dejes engañar;
se fingirán tus amigas
tejerán miles de intrigas
y te querrán destronar.
Madrigal