ensalzando el primor de tu hermosura,
más te veo quizá como escultura
que un artista con mármol esculpió.
Al besarte, mi amada, yo no siento
latir tu corazón como hace el mío
y noto desamor y sólo frío
del mármol que mi mente imaginó.
Si algún día recuerdas nuestro idilio
olvidando por fin tu indiferencia,
y te falta a tu lado otra presencia
pues notas ya latir tu corazón,
entonces…llámame, vendré a buscarte,
pues tal vez aquel mármol no era hielo
y otros besos serán fuego del cielo
que vienen a incendiar mi gran pasión.
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