tú seguías durmiendo tan serena…
pasaron por mi mente los recuerdos
de una vida completa.
y pensando te vi por nuestras calles
plena de juventud y de belleza,
y yo como un audaz enamorado
rendí tu fortaleza.
Días inolvidables de noviazgo
que flotando entre nubes sin fronteras
apuramos los besos y caricias
jurando mil promesas
Gozamos un amor apasionado
ahora yo lo llamo, primavera,
cuando brotan las flores y las plantas
llenas de empuje y fuerza.
Pasados unos años yo recuerdo
viviendo otra pasión ya más discreta,
otro amor compartido con los hijos
de alegrías y penas.
Disfrutamos también de ese otro amor,
pues el tiempo pasado nos revela,
que muy juntos y unidos encontramos
otra ignorada senda.
La senda a la que yo le llamo otoño
cuando las hojas por el aire vuelan
muy teñidas de un rojo amarillento
reposando en la tierra.
Cuando llega otro tiempo, inevitable,
que hoy se llama también edad tercera,
el amor es distinto pero es mágico
el que ama sin reservas
Ese amor donde reinan los silencios
y las dulces miradas tan sinceras
que sin hablar nos dicen muchas cosas
sin pedirnos respuestas.
A este postrero amor invierno llamo,
cuando el frio y la nieve dejan huella,
el amor, de los seres que aun se aman,
es un sol que calienta.
Es un sol que a los viejos corazones
de una nueva ilusión los alimenta,
logrando que el cariño, aunque gastado,
tenga una vida eterna…
Y te seguí mirando y aun dormías
y al mirarte también a mi manera
mas hermosa que nunca pude verte
querida compañera
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