hace tiempo que espero tu llamada,
y no porque la tenga ya esperada
acepto muy dichoso y alegre tal honor.
Y asumo, antes que llegue la cita señalada,
que la hora ha de llegar con gran rigor
y preciso me infundas el valor
de admitir su llegada.
Yo he sido siempre el gran necesitado
y fui siempre atendido en todas las ocasiones
y de todas mis faltas perdonado.
Y en la espera, te ruego Señor ¡no me abandones!
y cuando ese momento haya llegado
quiero me lleves Tú a ese cielo que propones.
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