Te robaré las llaves de la casa
cuando el invierno me haya congelado
y mi corazón sea un descampado
y la llama que alumbre sea escasa.
Yo la avivaré como el sol que abrasa.
Rociarás tu bálsamo con cuidado
en la llaga que aflora en mi costado.
La herida de este amor que me traspasa.
Volveré con la lección aprendida.
Guiado por el fuego de las señales
no hablarán en secreto tus mensajes.
Seré tu piel, la sal para tu vida,
dientes afilados como puñales
y a besos te borraré los tatuajes.
Rybka.