Hoy quiero echar a los lobos toda la carnaza
y que devoren mi corazón a dentelladas
morir con nobleza, sin sentir las puñaladas
que el público escarnio asesta en medio de la plaza.
Salir con el pecho al descubierto sin coraza
sin ocultar el fuego, sintiendo las pisadas
golpear la arena, como un mar en oleadas
sin pensar que el amor se convierta en amenaza.
Hoy voy a despertar al león adormecido
que acaricia tus entrañas como dulce fiera
y del fondo de la cueva lanza su rugido.
Voy con garras de acero, salvaje primavera
te sorprendo por las nalgas, rompo tu vestido
y le digo a la muerte que venga cuando quiera.
Rybka.