Con labios de charol color de fresa
y el pelo de algodón ensortijado
mi más fiel compañera está a mi lado.
ni el lujo ni el dinero le interesa.
Nunca sus ambiciones me confiesa,
si la amo con saña y sin cuidado,
me da sin protestar su otro lado,
y acepta mi costumbre más aviesa.
Puedo hacerle el amor de noche y día,
no alega ni cansancio ni pereza
ni piensa tonterías su cabeza.
Si siempre su expresión es de alegría
y no muestra de queja ni una mueca
¿que más puedo pedirle a una muñeca?