la izquierda política, por considerarlo lo más aproximadado a la
justicia ejercida por el pueblo.
Claro que esa consideración de justicia popular se viene abajo
cuando las decisiones del Jurado no se acomodan a las espectativas
que se habían puesto en condenar a un enemigo político. Era una
pieza de caza mayor en la que pensaban que sus doberman habían
hecho presa, pero... ¡maldita sea! el Jurado se la arrancó de las fauces.
prestando al Grupo Prisa su obediencia;
para ellos solo sirve su evidencia,
lo que diga un Jurado no cotiza.
Su impúdica soberbia es enfermiza
y culpan al Jurado y a la Audiencia
de que haya revocado la sentencia
que una previa condena pulveriza.
Reniegan inconformes del Jurado,
se sienten defraudados e impotentes
pues su propia soberbia les aplasta.
Tienen el hueso Camps atragantado
y sentado a Garzón con delincuentes.
¡Cuánta energía en odios se malgasta!
Madrigal