Talvez, no sepas de mi lo suficiente,
talvez, es incipiente la banalidad de mis actos.
Pero pienso y luego hablo,
y deseo que aunque es un simple vocablo,
admirarte como musa de mis entrañas,
cual inquieta patraña, acudes a mi boca,
como un atormentado caudal de lluvia sarcástica,
ácida por naturaleza,
y cauta de toda maleza albina a mi piel lampiña,
para recordar como era, aquella vez,
sobre los campos en primavera,
eso que tanto adorabas,
de mi profunda enredadera,
mi caudal de virilidad altanera,
y por sobre todo,
tu antígona sobre mi masculinidad
y mis besos de escarlata,
sobre tu piel de madera.
Para los sueños que se escapan por falsas musas.
talvez, es incipiente la banalidad de mis actos.
Pero pienso y luego hablo,
y deseo que aunque es un simple vocablo,
admirarte como musa de mis entrañas,
cual inquieta patraña, acudes a mi boca,
como un atormentado caudal de lluvia sarcástica,
ácida por naturaleza,
y cauta de toda maleza albina a mi piel lampiña,
para recordar como era, aquella vez,
sobre los campos en primavera,
eso que tanto adorabas,
de mi profunda enredadera,
mi caudal de virilidad altanera,
y por sobre todo,
tu antígona sobre mi masculinidad
y mis besos de escarlata,
sobre tu piel de madera.
Para los sueños que se escapan por falsas musas.