Quiero aprender a quererte.
He escuchado a la luz y a la penumbra,
contemplado la brisa y el suspiro,
y mi sentido a todo se acostumbra;
pero invariablemente me deslumbra
tu piel, mujer, cuando la escucho y miro.
Sobreviví placer y sufrimiento,
somnolencia y afán sobreviví;
pero te vi, y pasaste como el viento,
y sólo a tu abandono sucumbí.
Firme espadaña soy, imperturbable
al vendaval, inmune al aguacero;
si eres tú la borrasca, el ventisquero,
pertinaz me hallarás, invulnerable.
Contigo y hacia ti el conocimiento
se me impone; no quiero conocerte
sino para el amor; debo aprenderte
íntegra, en plenitud, cada segmento,
y así sabré cómo mejor quererte.
Jesús Quintana Aguilarte,.
He escuchado a la luz y a la penumbra,
contemplado la brisa y el suspiro,
y mi sentido a todo se acostumbra;
pero invariablemente me deslumbra
tu piel, mujer, cuando la escucho y miro.
Sobreviví placer y sufrimiento,
somnolencia y afán sobreviví;
pero te vi, y pasaste como el viento,
y sólo a tu abandono sucumbí.
Firme espadaña soy, imperturbable
al vendaval, inmune al aguacero;
si eres tú la borrasca, el ventisquero,
pertinaz me hallarás, invulnerable.
Contigo y hacia ti el conocimiento
se me impone; no quiero conocerte
sino para el amor; debo aprenderte
íntegra, en plenitud, cada segmento,
y así sabré cómo mejor quererte.
Jesús Quintana Aguilarte,.