Un deseo lamentable,
una tierra que exclama piedad,
desde el arrancado suelo,
habitado por fantasmas errantes.
Desde una sombra cautiva
se contempla el espejismo apartado,
de una oscura fantasía sin premura,
de una falsedad llena de ilusiones.
Por las vastas orillas desnudas,
donde se oculta el amanecer,
aparece el sol con esplendor,
elevando su reino sin control.
Hogar de animales solitarios,
errantes y perdidos andan,
en el interior de los buitres,
el destino de esos seres está.
Flora que carece de humedad,
dañina al tacto de sus espinas,
producto de la sequía inmunda,
convertida en el fruto de la nada.
